Viernes… de Dolores


Se cumplen 36 años de ausencia de la diva mexicana.   

  • Poseedora de belleza natural fue la primera latina en destacar en Hollywood.
  • Logró trascender del cine mudo al sonoro; actuó además en teatro, radio y Tv.
  • Actrices como Marlene Dietrich la colocaban arriba de la diva Greta Garbo.
  • Vivió intenso romance con Orson Wells, creador del filme El ciudadano Kane.

Redacción.

Un día 11 de abril pero de 1983 falleció Dolores del Río, fue la primera estrella femenina latinoamericana en triunfar en Hollywood, con una destacada carrera en el cine estadounidense en los años 1920 y 1930, y también la primera mujer en formar parte de un jurado en el Festival de Cannes (en 1957).

Es de destacarse que la mexicana logró incursionar en la industria del celuloide de Estados Unidos llevando únicamente como armas su belleza natural así como su porte distinguido y  su amplia cultura.

Rostro impactante

En México se le recuerda como una mujer preocupada por los demás, prueba de ello es su iniciativa para fundar entre las actrices del país el grupo Rosa Mexicano, entre cuyos logros se cuenta la fundación de una estancia infantil para hijos de las actrices, punto muy importante es su participación de Dolores  para el establecimiento del Festival Cervantino ya que fue ella quien participó en el año de 1976 impulsando este magno evento que hoy cuenta con reconocimiento internacional.

Es considerada también como una de las figuras femeninas más importantes de la Época de Oro del Cine Mexicano en los años 1940 y 1950. Dolores es recordada como uno de los rostros más bellos que aparecieron en la industria fílmica de la época. Su larga y versátil carrera abarcó cine mudo, cine sonoro, teatro, televisión y radio.

Su belleza era innegable, como lo hicieron notar el dramaturgo irlandés George Bernard Shaw cuando afirmó que «las dos cosas más hermosas del mundo eran el Taj Mahal y Dolores del Río», en tanto que la cantante y actriz alemana Marlene Dietrich la consideraba la mujer más bella del Hollywood sobre la sueca Garbo, Joan Crawford y ella misma.

Abrió camino para artistas mexicanos en Hollywood

ORIGEN E INICIOS EN EL SÉPTIMO ARTE

De familia acaudalada, de abolengo y culta, María de los Dolores Asúnsolo y López Negrete nació en Durango el 3 de agosto de 1904, aunque también se mencionan los años 1905 y 1906.

Refinada, con una educación estricta y avanzada, a los 15 años bailaba en un recital de danza cuando la vio Jaime Martínez del Río y Viñent, de 34 años y proveniente de una familia de hacendados dueños de grandes extensiones de tierras y ranchos, entre ellos ‘La Hormiga’, luego conocido como Los Pinos y que fue residencia de los presidentes de México desde 1934 hasta 2018.

Tras un noviazgo de solamente dos meses, Dolores y Jaime se casaron en el Templo de La Conchita, ubicado en Coyoacán, el 11 de abril de 1921. Ella tomó su apellido y lo utilizó como parte de su nombre artístico: Dolores del Rio.

Dolores y su esposo Jaime Martínez del Río

 VIVÍA RODEADA DE ARTE Y CULTURA

En su casa conocieron a personalidades como el artista plástico mexicano Adolfo Best Maugard, los pintores Frida Kahlo y Diego Rivera, los escritores Xavier Villaurrutia y Rodolfo Usigli, así como al cineasta estadunidense Edwin Carewe.

Este último convenció a la pareja a trasladarse a Estados Unidos, donde dio a Dolores un pequeño papel en su película ‘Joanna, la muñequita millonaria’; allí comenzó su carrera de actriz en el Hollywood aún silente pero ya la Meca del Cine estadunidense, con cintas como ‘Resurrección’, ‘Ramona’ y ‘El precio de la gloria’ que la llevó a la fama.

De 1925 a 1942 protagonizó más de 30 películas estadunidenses, caso único para una actriz mexicana. Su carisma y belleza atrajo las miradas de cinéfilos y empresarios del ramo, que pretendieron publicitarla como la nueva «latin lover», a la par del famoso Rodolfo Valentino.

Imágenes atrevidas para su época

PRIMERA SEPARACIÓN

Las diferencias entre la pareja surgieron tras instalarse en Hollywood. En la Ciudad de México, Dolores había sido la esposa de Jaime Martínez del Río, pero en Hollywood Jaime se convirtió en esposo de Dolores del Río, la sombra de una estrella de cine. La situación era intolerable para los dos. A este trauma se añadió un aborto involuntario, posteriormente los médicos aconsejaron a Dolores no tener hijos. Después de una breve separación, Dolores presentó una demanda de divorcio. Seis meses después, recibió la noticia de que Jaime había muerto en Alemania por envenenamiento de la sangre. Sin embargo, algunos rumores afirmaron un posible suicidio?

La actriz en su madurez

EL AMOR VUELVE A TOCAR SU PUERTA

De 1930 a 1940 Dolores estuvo casada con el Director de Arte de la MGM, Cedric Gibbons, uno de los hombres más influyentes y mejor relacionados de la industria de Hollywood. Fue él, quien contribuyo al acercamiento de Dolores con los círculos sociales más prestigiados dentro y fuera de la Meca del Cine. La pareja Del Río-Gibbons, fue uno de los ejes sociales más famosos de Hollywood a principios de los años treinta. Ellos organizaban famosos brunches dominicales en su fabulosa mansión Art Decó, considerada una de las más modernas y elegantes en los altos círculos de Hollywood. Allí era común ver a figuras como Greta Garbo, Errol Flynn, Fay Wray o Marlene Dietrich Pero a fines de los años treinta los continuos compromisos de Gibbons en su profesión provocaron un distanciamiento entre la pareja.

Con traje regional

CONOCE A ORSON WELLS

En 1938 Dolores conoce y se enamora de Orson Welles, lo que sumado a la crisis que vivía la pareja, llevó a la actriz a solicitar el divorcio, mismo que se concretó en 1940.

De belleza sorprendente, desarrollado intelecto y respeto hacia sí misma y los demás, Dolores del Río nunca compitió por el amor del cineasta Orson Welles, por el contrario, él tras su ruptura la buscó para retomar su romance y ella se negó.

Contrario a los rumores que hay sobre si su relación concluyó debido a que Welles la engañó con Rita Hayworth, el biógrafo de Dolores del Río, David Ramón, aseguró que nunca existió ese triángulo amoroso.

“Orson Wells estaba obsesionado con Dolores desde que la vio nadar desnuda en ‘Aves del paraíso’ (de King Vidor), donde ella hace un desnudo extraordinario. La conoció en Hollywood y se obsesionó con ella hasta sostener una relación”, compartió el investigador e historiador cinematográfico.

La primera actriz mexicana que cautivó Hollywood por su talento y belleza, le confesó a David Ramón que ella se enamoró del genio que era Wells, más no del hombre.

Y fue ella quien decidió terminar su romance. “Tiempo después él la buscó para pedirle que regresaran. Ella dijo no y fue así como tiempo después él comenzó un romance con la actriz estadunidense Rita Hayworth, quien se casó con el cineasta”, detalló el investigador.

María Félix y Dolores del Río en un programa pro Rosa Mexicano

OTROS GRANDES AMORES DE LA DIVA

En diversos momentos de su vida, Dolores también fue relacionada románticamente con diversas figuras como el director de cine estadounidense John Farrow, el actor Errol Flynn, el escritor alemán Erich Maria Remarque, el playboy dominicano Porfirio Rubirosa, el productor de cine mexicano Archibaldo Burns, y los actores mexicanos Tito Junco y Fernando Casanova. El director de cine mexicano Emilio «El Indio» Fernández fue uno de los más grandes admiradores de Dolores. Emilio afirmaba que él apareció como extra en varias películas de Dolores en Hollywood. La belleza y elegancia de la actriz lo habían impresionado profundamente: «Me miraba, pero sin verme. Eventualmente, ella me pediría que yo dirigiera su primera película en México. Me enamoré de ella, pero ella me ignoraba. Yo la adoraba, de verdad que la adoraba». Aunque algunas fuentes revelaron que si existió un romance entre ellos, lo cierto es que esto nunca fue probado. Después, Fernández comenzó un tórrido romance con la actriz mexicana Columba Domínguez.

UN NUEVO Y ÚLTIMO AMOR

En 1949, Dolores conoció al millonario, aventurero y empresario teatral estadounidense Lewis A. Riley en Acapulco. Riley fue conocido en el medio del cine hollywoodense en los años cuarenta por haber sido miembro del Hollywood Canteen, una organización creada entre las estrellas del cine para brindar apoyo a los damnificados en la Segunda Guerra Mundial. En esa época Riley vivió un tórrido romance con Bette Davis, quién fungía como imagen de la organización. Riley se instaló con su hermano en Acapulco a fines de la década, y de alguna manera, fue figura crucial para el auge que vivió el puerto a inicios de la siguiente década. Después de diez años juntos, Dolores y Riley se casaron en Nueva York en 1959. Dolores se mantuvo unida a Riley hasta el final de su vida. Ambos vivieron en la casa propiedad de Dolores, conocida como La Escondida, ubicada en el barrio de Coyoacán, al sur de la Ciudad de México. Tanto La Escondida, como la casa de Dolores en Acapulco, se convirtieron en punto de encuentro de muchas figuras del espectáculo, la sociedad, la política, el arte e incluso de la nobleza internacional: Diego Rivera, Frida Kahlo, María Félix, Merle Oberon, John Wayne, Edgar Neville, Begum Om Habibeh Aga Khan, Nelson Rockefeller, el Duque de Windsor y Wallis Simpson, la Princesa Soraya de Irán y otros más.

Orson Wells y la actriz en 1941

PARA QUE NO LA OLVIDEN

En sus últimos años el actor Vincent Price solía firmar sus autógrafos como «Dolores del Río». Cuando se le preguntaba el porqué, el actor respondía con toda seriedad: «Le prometí a Dolores en su lecho de muerte que no iba a permitir que la olvidaran».

A pesar del paso de los años, Dolores del Río continuó hasta el final presentando una imagen de una mujer educada, elegante y sofisticada, que a pesar de su edad seguía siendo agradable y deseable a los ojos del público.

REGRESO A MÉXICO

Cuando Dolores regresó a su país natal en 1943, se convirtió en una de las promotoras y principales figuras femeninas de la llamada Época de Oro del Cine Mexicano. Las cintas Flor Silvestre (1943), María Candelaria (1943), Las abandonadas (1944), Bugambilia (1944) y La malquerida (1949), son consideradas obras maestras y ayudaron a impulsar la cinematografía mexicana alrededor del mundo. Durante el resto de la década de 1940 y a lo largo de la década de 1950, la actriz se mantuvo activa en el Cine Mexicano, aunque actuó también en Argentina y España.

En 1960, Dolores regresó a Hollywood. Durante los próximos años, alternó su trabajo en el cine entre México y los Estados Unidos. Entre finales de los años 1950 y principios de los años 1970, la actriz desarrolló una exitosa carrera teatral en México y apareció en algunas series de televisión estadounidenses. Su último trabajo profesional como actriz lo realizó en 1978. Tras un periodo de retiro y el deterioro de su salud, Dolores falleció en 1983, a los 78 años de edad.

Dolores del Río es una figura mítica del espectáculo en Latinoamérica y representación, por excelencia, del rostro femenino de México en el mundo entero.

El 11 de abril de 1983 recibió una invitación para participar en la ceremonia de entrega de los premios Oscar. Horas después falleció en su casa en California.