Ruiz Healy Times: Informe sin novedad alguna


El presidente Andrés Manuel López Obrador durante su mensaje en Palacio Nacional
  • Excepcional estilo de comunicación del Presidente de México con sus gobernados y medios.
  • Exceso de intuición y emoción y escasez de deliberación y lógica, entre algunos comunicadores.
  • Anonimato del Poder Judicial de la Federación, pocos se enteran de su labor y sentencias.

Eduardo Ruiz Healy

No hubo novedad alguna en el discurso que pronunció el pasado domingo en Palacio Nacional el presidente Andrés Manuel López Obrador con motivo de la entrega que también ese mismo día  hizo al Congreso de la Unión de su primer informe por escrito del “estado general que guarda la administración pública del país”.

Y no hubo novedad por la sencilla razón de que, desde que asumió el cargo, ha leído tres informes de gobierno, ofrecido 188 conferencias de prensa matutinas y pronunciado quién sabe cuántos discursos en donde nos informa sobre cómo van el país y su gobierno.

Es probable que desde 1824 a la fecha, ningún presidente de México haya comunicado tanto a sus gobernados o respondido a tantas preguntas que le han formulado periodistas de los medios tradicionales (impresos, radio y televisión) y de los nuevos medios (sitios en la red y redes sociales como YouTube, Facebook o Twitter), que son periodistas ciudadanos.

Daniel Kahneman

Los tres discursos en donde el presidente ha dado un informe de gobierno son: el del 11 de marzo, en Palacio Nacional, que fue el Informe de Gobierno Primeros 100 Días; el del 1 de julio, en el Zócalo de la Ciudad de México y ante miles de sus seguidores, denominado Informe de las Actividades del Presidente de la República C. Andrés Manuel López Obrador; y el de ayer, también en Palacio Nacional, denominado Tercer Informe de Gobierno al Pueblo de México, Andrés Manuel López Obrador, Presidente Constitucional de los Estados Unidos Mexicanos.

En total, el presidente ha dedicado 18 742 palabras en sus tres informes de gobierno. De estas, 6987 fueron pronunciadas ayer, 6601 el 11 de marzo y 5154 el 1 de julio.

Las palabras que más repitió ayer, exceptuando artículos, adverbios, preposiciones, conjunciones, pronombres y similares fueron: bienestar (18 veces), seguridad (15) y desarrollo (13). Ocho veces pronunció violencia, económica, pueblo, jóvenes, salud, derechos, recursos. Curiosamente, transformación y corrupción apenas merecieron cuatro menciones cada una. La repetición de una palabra, según algunos, muestra en qué se preocupa quien la pronuncia.

Más informados de la versión presidencial del “estado general que guarda la administración pública del país” no podemos estar los mexicanos.

Gerry Stoker

AMLO no negó el hecho de que las tasas delincuenciales han aumentado durante su gobierno y aceptó que “todavía no tenemos buenos resultados en cuanto a la disminución de la incidencia delictiva en el país, y que ésta constituye nuestro principal desafío”, dijo que “la economía está creciendo poco” a pesar de que está estancada, defendió sus decisiones más controvertidas y echó culpas, pero no identificó a culpables.

En resumen: el informe de ayer fue una compilación de sus informes previos, conferencias mañaneras y discursos. Sólo quienes no lo siguen de cerca pueden llamarse sorprendidos por algunas de las cosas que dijo.

Los detractores de Andrés Manuel, que son el 19.3% de los mexicanos, de acuerdo a la más reciente encuesta de El Universal, realizada del 20 al 24 de agosto pasado, tampoco aportaron nada nuevo en las críticas que hicieron en torno al mensaje presidencial ya que únicamente repitieron las que también difunden día tras día a través de los medios de comunicación y redes sociales.

 LA INFLUENCIA DEL SISTEMA 1 PONE EN RIESGO LA DEMOCRACIA

Daniel Kahneman es el psicólogo que en 2002 ganó el Premio Nobel de Economía, junto con el economista Vernon Smith, por “haber integrado aspectos de la investigación psicológica en la ciencia económica, especialmente en lo que respecta al juicio humano y la toma de decisiones bajo incertidumbre”.

Rosario Robles

En octubre de 2011 Kahneman publicó su libro Thinking, Fast and Slow (Farrar, Straus and Giroux; New York), el cual se convirtió en bestseller de The New York Times, ganó el Premio Mejor Libro del Año 2011 de la Academia Nacional de Ciencias de Estados Unidos y fue seleccionado por el New York Times Book Review, el diario canadiense Globe and Mail, la revista británica The Economist y el periódico neoyorquino The Wall Street Journal, como uno de los mejores libros de ese año. La traducción española se titula Pensar rápido, pensar despacio (Penguin Random House, Barcelona, 2013).

Farrar, Straus and Giroux describe así al libro: “Kahneman nos ofrece una revolucionaria perspectiva del cerebro y explica los dos sistemas que modelan cómo pensamos. El Sistema 1 es rápido, intuitivo y emocional, mientras que el Sistema 2 es más lento, deliberativo y lógico. Kahneman expone la extraordinaria capacidad (y también los errores y los sesgos) del pensamiento rápido, y revela la duradera influencia de las impresiones intuitivas sobre nuestro pensamiento y nuestra conducta”.

Para investigar cómo los Sistemas 1y 2 afectan la percepción que la gente tiene de la política, los catedráticos e investigadores Gerry Stoker (universidades de Canberra y Southampton), Colin Hay (Centro de Estudios Europeos de Ciencias Po, Paris) y Matthew Barr (Universidad de Southampton), realizaron un estudio por medio de grupos focales “para identificar las percepciones, creencias, actitudes y entendimientos de los participantes sobre política y conducta política…”.

Felipe de Jesús Delgadillo Padierna

Sus conclusiones aparecieron en septiembre de 2015 en la revista trimestral británica European Journal of Political Research y sirven para entender muchas de las actitudes de la gente en torno a la política y los políticos.

Con base en su estudio escriben que “Una fuerte tendencia emerge de manera consistente en todos los grupos en que, en el modo de pensamiento rápido [Sistema 1], los participantes son notablemente más negativos y despectivos sobre el funcionamiento de la política que en el modo de pensamiento lento [Sistema 2]. Un enfoque de pensamiento rápido entre los ciudadanos puede ser lo suficientemente bueno como para respaldar el intercambio político convencional, pero a costa de apoyar una negatividad general sobre la política y la forma en que funciona (…) romper el ciclo del pensamiento rápido podría no ser sencillo debido al dominio del pensamiento rápido”.

Si nos atenemos a lo escriben Stoker, Hay y Barr, es evidente que en México y otros países hay, entre muchos de los que analizan y comentan asuntos políticos, un exceso de intuición y emoción y una escasez de deliberación y lógica.

Muchos de los que opinan en los medios tradicionales y redes sociales estimulan, queriéndolo o no, el pensamiento rápido (Sistema 1) de quienes conforman sus audiencias (a costa del pensamiento lento o Sistema 2) y eso pone en riesgo al sistema democrático, ya sea en México o en muchos otros países.

Alejandro Encinas Camacho

ANONIMATO DEL PODER JUDICIAL

El Poder Judicial, tanto el de la federación como el de los estados, es virtualmente desconocido por la mayoría de los mexicanos. Ministros, magistrados y jueces realizan sus tareas sin que nadie, salvo los que tengan algún asunto que tratar en sus cortes, tribunales y juzgados, sepan quiénes son.

Con excepción de los 11 ministros de la Suprema Corte de Justicia de la Nación y los siete magistrados del Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación, cuyas respectivas sesiones plenarias se transmiten regularmente a través del canal del Poder Judicial de la Federación, quienes conforman los poderes judiciales de la Federación y los 32 estados, realizan su labor casi a escondidas y muy pocos se enteran de sus sentencias.

El público desconoce qué méritos poseen sus juzgadores para ocupar sus cargos, qué tan estrictos son al juzgar, qué tanto respetan los derechos de las partes involucradas en un juicio, que tan conservadores o liberales son al interpretar las leyes, o si tienen fama de ser honrados o corruptos.

Este desconocimiento se debe, en gran medida, a que los medios de comunicación raramente identifican a los juzgadores cuando informan sobre algún asunto legal relevante.

Por ejemplo, en lo que a la construcción del aeropuerto en la Base Área de Santa Lucía se refiere, los medios de comunicación se han limitado a señalar cuáles tribunales o juzgados han concedido suspensiones temporales o definitivas en favor de diversos grupos que se oponen a dicha construcción, pero rara vez difunden los nombres de los juzgadores que deben decidir sobre un asunto política y económicamente tan importante.

Hace unos días estalló un pequeño escándalo cuando se dio a conocer que el juez que recientemente ordenó el encarcelamiento de la extitular de la SEDESOL y la SEDATU, Rosario Robles, es sobrino de la senadora morenista Dolores Padierna. De no haber existido dicha relación familiar, dudo que hubiera trascendido el nombre de Felipe de Jesús Delgadillo Padierna, abogado desde hace 16 años y juez de distrito en la Ciudad de México a partir de mayo de 2016.

Poder Judicial de la Federación

Ayer, el subsecretario de Derechos Humanos, Migración y Población, Alejandro Encinas, al participar en la conferencia de prensa del presidente Andrés Manuel López Obrador, anunció que solicitará que sea investigado el juez que por falta de pruebas dejó libre Gildardo “El Gil” López, supuesto líder de la banda Guerreros Unidos, quien había sido acusado de orquestar la desaparición de los 43 estudiantes de la normal de Ayotzinapa, el 26 de septiembre de 2014.

Encinas señaló que el Juez Primero del Distrito de Procesos Penales Federales en el Estado de Tamaulipas, Samuel Ventura Ramos, que ocupa ese cargo desde abril de 2017, desestimó 44 pruebas y sólo analizó 162 de los 791 tomos que forman parte de la averiguación. Además, pese a la evidencia que prueba lo contrario, decidió que El Gil confesó bajo tortura.

El anonimato ha protegido durante años a los impartidores de justicia y ha permitido que los corruptos actúen sin temor a pagar las consecuencias de sus actos. Lo peor es que en casi todos los casos, los jueces deshonestos han sido protegidos por el mismo Poder Judicial.

El Poder Judicial también debe ser sujeto a una profunda reforma y depuración.

 

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