Ruiz Healy Times: Ferrocarriles, un subsidio necesario


Porfirio Díaz Mori desciende de un tren
  • Mexicanos quedaron unidos a través de los trenes durante el porfiriato.
  • Administración de Ernesto Zedillo concesionó ese medio por 50 años.
  • Tren Maya será subsidiado en Yucatán, Campeche, Quintana Roo, Tabasco y Chiapas.
  • La realidad de infantes mexicanos durante la celebración del Día del Niño.
  • Disparidades en cifras sobre el crecimiento económico de México en 2019.
  • Se calienta clima electoral en EU; republicanos y demócratas se preparan.

Eduardo Ruiz Healy

Durante los siglos 19 y parte del 20, antes de que se construyeran las redes carreteras, el ferrocarril fue el principal medio para transportar productos y personas.

Gracias a este medio de transporte, se acortaron las distancias entre las poblaciones que ya existían. Después, a lo largo de las diversas líneas ferrocarrileras surgieron nuevos asentamientos en donde se crearon nuevos negocios que generaron empleos y prosperidad.

El desarrollo económico de México durante el porfiriato (1884-1911) sólo puede explicarse por la construcción de líneas ferrocarrileras que unieron a un país que nunca lo había estado.

Al llegar Porfirio Díaz al poder existían 670 kilómetros de vías férreas. Cuando fue derrocado eran 25,000 kilómetros, lo que significa que su gobierno promovió el tendido de casi 19,000 kilómetros.

Después de la Revolución, los gobiernos federales fueron descuidando a Ferrocarriles Nacionales de México, la paraestatal creada en 1909 por Díaz para poner bajo control gubernamental a tan importante medio de transporte.

LA ESTRATEGIA DE ERNESTO ZEDILLO

En 1995 el presidente Ernesto Zedillo promovió una reforma al Artículo 28 de la Constitución que le retiró al ferrocarril su categoría de área estratégica del Estado y permitió que empresas privadas y sociales participaran en la actividad.

En 1998 Zedillo le concesionó los ferrocarriles durante 50 años a tres empresas que de inmediato cancelaron el servicio de transporte de pasajeros.

Ernesto Zedillo Ponce de León

Durante los 36 años que imperaron las políticas económicas del neoliberalismo, de 1982 a 2018, fueron vendidas centenas de empresas que pertenecían al estado mexicano.

La venta de la mayoría de ellas estuvo justificada. Después de todo, nada justificó nunca que existieran empresas paraestatales que fabricaban bicicletas o vajillas o que administraban cadenas hoteleras, entre muchos giros de negocio.

Sin embargo, al privatizar los ferrocarriles aduciendo que su operación sólo era posible mediante enormes subsidios, Zedillo ignoró que este medio de trasporte generaba riqueza en amplias zonas del país.

Zedillo y sus tecnócratas olvidaron que no todos los servicios que proporciona el estado deben ser rentables. Si así fuera la educación y la seguridad pública deberían ser privatizados.

Los doctores en Economía educados en Estados Unidos tal vez hubieran actuado de otra manera si sus estudios los hubieran realizado en Europa, en donde la mayoría de los ferrocarriles son subsidiados por los gobiernos debido a los beneficios económicos y sociales que proporcionan.

Por ejemplo, en Alemania la paraestatal Deutsche Bahn, recibió el año pasado un subsidio de casi 14,000 millones de dólares.

HAZAÑA DE PEÑA NIETO

Ese mismo año, el gobierno de Enrique Peña Nieto destinó 100,000 millones de pesos para subsidiar las gasolinas que utiliza el transporte público y privado. En 2017 el subsidio fue de 70,000 millones de pesos, dinero que se fue al basurero en vista de que no dejo infraestructura ni beneficio a medio y largo plazo, como sí ocurre con los ferrocarriles europeos.

Los que se oponen a la construcción del Tren Maya que unirá por fin al sureste mexicano harían bien en pensar en los beneficios que generará este ferrocarril, que será subsidiado, en los estados de Yucatán, Campeche, Quintana Roo, Tabasco y Chiapas.

¿FELIZ DIA DEL NIÑO?

Según la edición en español de Wikipedia, el periódico veracruzano Diario de Xalapa publicó en su edición del 4 de mayo de 2009 que de acuerdo con un “acta exhibida en una notaría pública en Ciudad Victoria, Tamaulipas, México, el Día del Niño fue instaurado el 8 de mayo de 1916 en la ciudad de Tantoyuca”, población en la Huasteca veracruzana de aproximadamente 30 000 habitantes y cabecera del municipio del mismo nombre.

Esta es una versión sobre el origen, pero la oficial es que el 30 de abril de 1924, el presidente Álvaro Obregón decretó que cada 30 de abril se celebrara el Día del Niño.

La idea surgió después de la Primera Guerra Mundial, en la cual murieron entre 7.5 y 8.4 millones de civiles, muchos de ellos menores de edad (esta cifra no incluye a los entre 50 y 100 millones de personas que alrededor del mundo murieron entre 1918 y 1920 debido a la pandemia de la llamada influenza española).

Obregón seguramente estaba enterado de que en Europa circulaba una Declaración de Ginebra sobre los Derechos de los Niños que meses después, el 26 de septiembre, fue adoptada y ratificada por la Liga de las Naciones, la cual acordó que a partir de entonces, el 1 de junio de cada año sería conocido como el Día Internacional del Niño.

A fin de cuentas, varían las fechas en que cada país celebra a sus niños y en México es el 30 de abril desde hace 95 años.

La Declaración de Ginebra consta de cinco artículos:

1.-  El niño debe ser puesto en condiciones de desarrollarse normalmente desde el punto de vista material y espiritual.

2.- El niño hambriento debe ser alimentado; el niño enfermo debe ser atendido; el niño deficiente debe ser ayudado; el niño desadaptado debe ser reeducado; el huérfano y el abandonado deben ser recogidos y ayudados.

3.- El niño debe ser el primero en recibir socorro en caso de calamidad.

4.-  El niño debe ser puesto en condiciones de ganarse la vida y debe ser protegido de cualquier explotación.

5.- El niño debe ser educado inculcándole el sentimiento del deber que tiene de poner sus mejores cualidades al servicio del prójimo.

Hoy, de alguna manera, disfrutarán su día muchos niños, pero no todos de los aproximadamente 27 millones que tienen hasta 11 años.

Sin embargo, debemos preguntarnos si hoy, al igual que los 94 Días del Niño que han pasado, hay algo que celebrar.

De acuerdo con el informe UNICEF 2017 (Fondo de la Niñez de Naciones Unidas), 51% de los niños mexicanos viven en situación de pobreza y nueve de cada 10 niños que hablan una lengua indígena son pobres.

¿Puede ser verdaderamente feliz un niño si es pobre? Muchos seguramente dirán que sí, utilizando el argumento de que los niños son fáciles de satisfacer. Pero no creo que sea muy feliz un menor de edad que no tiene acceso a los satisfactores mínimos para disfrutar de una calidad de vida adecuada.

Ahora bien, en el supuesto caso de que un niño mexicano pobre, con todo y sus carencias, sí sea feliz, su felicidad se terminará cuando llegue a ser un joven adulto y no tenga la oportunidad de contar con un empleo satisfactorio y bien remunerado debido al fracaso del sistema educativo que hoy no le da la educación de calidad que merece.

Durante 95 años, los gobiernos de México les fallaron a los niños. Por esa razón no hay nada que celebrar hoy.

Tren Maya

¿2.0 POR CIENTO, NI CANSANDO AL GANSO!

El INEGI dio a conocer el lunes pasado el Indicador Trimestral de la Actividad Económica Estatal para el cuarto trimestre de 2018.

Durante este periodo el Producto Interno Bruto (PIB) de 16 entidades federativas decreció respecto al trimestre previo mientras que aumentó en las otras 16.

Así, decrecieron (en %) las economías de Campeche (-2.4), Coahuila (-0.2), Colima (-1.2), Chiapas (-3.8), Durango (-0.9), Hidalgo (-0.9), Morelos (-1.4), Nayarit (-0.4), Puebla (-0.4), Querétaro (-0.3), San Luis Potosí (-1.7), Tabasco (-6.5), Tlaxcala (-0.1), Veracruz (-1.6), Yucatán (-0.6) y Zacatecas (-1.5).

Y crecieron (en %) las de Aguascalientes (3.1), Baja California (0.2), Baja California Sur (3.8), Chihuahua (1.0), Ciudad de México (0.7), Guanajuato (1.0), Guerrero (1.2), Jalisco (1.6), Estado de México (0.3), Michoacán (1.8), Nuevo León (0.3), Oaxaca (0.9), Quintana Roo (0.4), Sinaloa (3.5), Sonora (1.2) y Tamaulipas (1.3).

También, de acuerdo al INEGI, en el último trimestre del año pasado el PIB nacional apenas creció 0.2% respecto al trimestre anterior.

10 estados registraron una disminución de su PIB al comparar su desempeño durante el último trimestre de 2018 con el del último trimestre de 2017 (en %): Campeche (-1.0), Coahuila (-0.3), Colima -2.0), Chiapas (-1.2), Estado de México (-1.1), Michoacán (-1.7), Morelos (-4.0), Tabasco (-10.4), Tlaxcala (-4.2) y Zacatecas (-1.7)

LOS QUE  SUBIERON

Y los 22 estados cuyo PIB del último trimestre de 2018 aumentó comparado con el último trimestre de 2017 fueron (en %): Aguascalientes (8.6), Baja California (1.5), Baja California Sur (8.8), Chihuahua (2.4), Ciudad de México (3.6), Durango (1.8), Guanajuato (1.4), Guerrero (1.7), Hidalgo (0.5), Jalisco (3.5), Nayarit (0.4), Nuevo León (4.2), Oaxaca (3.3), Puebla (1.2), Querétaro (1.4), Quintana Roo (3.7), San Luis Potosí (0.1), Sinaloa (4.8), Sonora (1.5), Tamaulipas (3.3), Veracruz (3.3) y Yucatán (3.6).

Según el INEGI, en el último trimestre del año pasado el PIB nacional aumentó 1.7% respecto al último trimestre de 2017.

Si los datos arriba anotados no fueran suficientes para mostrar una evidente desaceleración de la economía desde el último trimestre de 2018, el INEGI difundió el 30 de abril su Estimación Oportuna del Producto Interno Bruto en México durante el Primer Trimestre de 2019 que indica que durante dicho periodo el PIB nacional disminuyó 0.2% respecto al último trimestre de 2018 y aumentó apenas el 0.2% comparado con el primer trimestre del año pasado.

Estos datos no apoyan lo que en diversas ocasiones ha dicho el presidente Andrés Manuel López Obrador, quien como cualquier político en el poder debe mostrar siempre el mayor optimismo posible.

En su conferencia de prensa del 28 de febrero pasado, el presidente dijo que confiaba en que este año el PIB crecería un 4.0%; luego, en la mañanera del 2 de abril, menos optimista, pronosticó un crecimiento de 2.0%.

Ayer, cuando alguien le pidió que comentara sobre la Estimación Oportuna, descalificó al INEGI al decir que son estimaciones de “analistas conservadores” que buscan argumentar que su gobierno no está funcionando y aseguró que “vamos muy bien”.

El tiempo demostrará que no «vamos muy bien» y que ni “cansando a su ganso” logrará AMLO que el PIB aumente 2.0% este año.

LA CARRERA DE LOS DEMÓCRATAS EN EU

Dentro de exactamente 555 días, el 3 de noviembre de 2020, los estadounidenses acudirán a las urnas para votar en la 59ª elección presidencial en la historia de su país.

Desde ahora se da por seguro que el candidato por el Partido Republicano será el presidente Donal Trump, de 72 años de edad, quien anunció su candidatura para su reelección el 17 de febrero de 2017, apenas 28 días después de asumir la presidencia.

El 15 de abril pasado, el ex gobernador de Massachusetts Bill Weld, de 73 años, que en 2016 fue candidato a la vicepresidencia por el Partido Libertario, anunció que buscará ganarle la candidatura a Trump, aunque nadie le da la más mínima probabilidad de poder lograrlo.

Niños mexicanos que trabajan

Así las cosas, el 27 de agosto del año entrante Trump seguramente será ungido oficialmente como el candidato de su partido en la Convención Nacional que los Republicanos celebrarán en Charlotte (Carolina del Norte).

Unos días antes, el 16 de julio, en su Convención Nacional que realizarán en Milwaukee (Wisconsin), los delegados del Partido Democrático le entregarán la candidatura presidencial a quien haya obtenido la mayor cantidad de delgados en las 47 elecciones primarias y 9 asambleas estatales (caucus) que del 3 de febrero al 16 de junio se efectuarán en los 50 estados y cinco territorios de la Unión Americana (Samoa Americana, Guam, Islas Marianas del Norte, Islas Vírgenes Estadounidenses y Puerto Rico) y entre estadounidenses radicados en el extranjero.

 INCÓGNITA SOBRE EL RIVAL DE D. TRUMP

Por ahora es virtualmente imposible saber quién será el hombre o mujer que se enfrentará a Trump durante los meses previos a la elección de enero de 2020, en vista de que ya hay 21 aspirantes a la candidatura Demócrata.

Y pronosticar quién será el abanderado Demócrata es difícil si recordamos lo que sucedió en 2016 cuando de 16 aspirantes Republicanos ganó Trump, el que menores probabilidades tenía de llevarse la candidatura al inicio de la temporada de elecciones primarias y asambleas estatales.

Muchos analistas aseguran que el próximo contrincante de Trump será el exvicepresidente Joe Biden, de 76 años, quien se lanzó al ruedo el jueves pasado.

Sin embargo, a pesar de una larga carrera política que inició en 1972 y lo llevó a ser senador (1973-2009) y vicepresidente (2009-2019), Biden no tiene asegurada la candidatura a pesar de que la encuesta de encuestas de realclearpolitics.com, difundida hace unos días, le da el 29.3% de las preferencias entre los votantes Demócratas, seguido del senador por Vermont, Bernie Sander, de 77 años, que cuenta con el 23.0%.

De los demás 19 aspirantes Demócratas nadie se les acerca y ninguno es, como lo era Trump al lanzar su candidatura en 2016, un empresario multimillonario y conductor durante 14 años de 192 episodios de The Apprentice, un exitoso reality show.

Ahora bien, muchas cosas ocurrirán de aquí a la convención demócrata de julio de 2020, que muy bien podrían restarle popularidad a Biden y Sanders y promover que otro de los 19 aspirantes se coloque en la delantera y obtenga la candidatura.

¿Qué cosas ocurrirán? Es imposible pronosticarlas, pero en esta era de redes sociales, populismo, desencanto de los votantes y noticias que surgen y se olvidan en cuestión de horas, cualquier cosa es posible.

 

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