Política Inconfesable: ¿Quién ayuda al presidente…?


El presidente Andrés Manuel López Obrador

Rodrigo Villar

El presidente de la República, no puede gobernar solo. México es un país complejo cómo pocos, sus problemas le desbordan, y así, las soluciones tendrían que ser golpes de timón. Andrés Manuel López Obrador así lo ha entendido, porque su capacidad de hacer política supera a la mayoría que se dedica a ese menester.

Su voluntad de acabar con los grandes problemas nacionales de violencia, desigualdad económica, reparto de la riqueza marcadamente inequitativo, combate a la corrupción, combate a la los sectores violentos y despiadados que integran la delincuencia organizada, el pisoteo institucionalizado de los derechos humanos, que sus detractores confunden con voluntarismo, no puede sola, y así se encuentra.

Refinería Dos Bocas, Tabasco

A lo largo de nueve meses de gobierno que ha marcado una nueva forma de enfrentar la realidad, que nos ha dejado lecciones de las que debemos de aprender todos, que nos sigue enseñando y seguramente así continuará siendo, hemos observado una incesante campaña de ataques contra el presidente López Obrador.

Desde ese lado se le regatea, hasta la misma convicción que él tiene por enfrentar los problemas desde la perspectiva de resolver la pobreza agobiante, de la cual se derivan los conflictos sociales pues surgen de la pobreza más lacerante y cruel. No ha habido tregua, pues es objeto de burla, denuestos y desprestigio.

Los temas de los vociferantes enemigos políticos de López Obrador son los mismos; que porqué abandonó la mega-obra del aeropuerto de Texcoco –cuando se ha demostrado que era un monumento a la corrupción en que se desplegó la administración presidencial de Enrique Peña Nieto-; que si es viable o no la refinería de Dos Bocas, y qué si ahí se levantará porque el presidente es de ahí; que la economía va muy mal, que no sólo no crece sino decrece, y cómo no ha de ser así pues los alumnos avanzados de la escuela de Chicago,  Luis Videgaray y José Antonio Meade, dejaron colgando de hilos, las variables económicas más importante. Es decir, el gobierno lopezobradorista sí heredó un cochinero, del que sí comenzamos a sacar la cabeza, allá por el año 2023 estaremos de gane.

En medio de una situación en la que la reacción política se encuentra parapetada y alimenta debajo del agua –como siempre lo ha hecho- a sus corifeos, Andrés Manuel López Obrador se encuentra solo y su alma, enfrentado los ataques de esos adversarios, y cuidándose las espaldas, de quienes deberían protegérselas.

Un ejemplo claro de las tropelías que genera el abuso del poder se ha manifestado en el Congreso Federal, en especial, en la Cámara de Diputados donde la ambición y el patrimonialismo, fracturo los débiles lazos de equilibrio político entre la fuerza mayoritaria –conformada por Morena, PT, PES y los diputados del Partido Verde, que se venden al mejor postor-, y una oposición filopanista-priísta que se encuentra pérdida en sus afanes de venderse ante la opinión pública como el dique que frena los excesos del morenismo.

Cancelación del Nuevo Aeropuerto de la Ciudad de México

Cómo usted se habrá enterado estimado lector, Porfirio Muñoz Ledo, quien hábilmente transitó por la ruta de la transición del partido dominante y abrazador como lo fue el PRI, a la derrota de éste a manos del PAN y el populachero Vicente Fox Quesada y el triunfo avasallador de Andrés Manuel López Obrador, cómo el demócrata que puso las bases del “cambio de régimen”, pretendió convertirse en el primer presidente de la Mesa Directiva de la Cámara de Diputados, que fuera reelecto en la historia moderna del Congreso Federal.

José Antonio Meade

Quizá la decrepitud de Muñoz Ledo –con 86 años a cuesta- le ganó y consideró que el país le debía un favor y así habría de cobrárselo. Lo peor es que esa ambición fue prohijada por la bancada de Morena. En multitud, acompasados por su coordinador, Mario Delgado, los morenistas se dejaron ir y metieron en una crisis política indeseable al presidente de la República, quien tuvo que echar mano del coordinador de Morena en el Senado, Ricardo Monreal, para que con dificultad le resolviera el entuerto propiciado por Muñoz Ledo.

El desenlace usted ya lo conoce, se mantuvo la institucionalidad, se fracturaron las relaciones entre partidos, ahora imperará la desconfianza y, por ende, las propuestas del presidente López Obrador pasarán una aduana más complicada.

De ahí que la cuestión de fondo se plantea en quién ayuda al Ejecutivo Federal, que es el personaje que menos solo debería estar en torno a sus colaboradores.