Rodrigo Villar.
La historia reciente de México, en el ámbito de la política y los políticos tiene entre su largo listado de capítulos ominosos, y uno de ellos que pinta el paisaje de expoliación a que se ha visto sometida una sociedad políticamente ignorante como la nuestra, es el poderío de los gobernadores de los estados.
Con el tiempo estos personajes, se apropiaron de facultades y decisiones que sus respectivos congresos, y el Ejecutivo Federal les delegaron sustentados en el ejercicio del régimen democrático.
La permisividad democrática de Ernesto Zedillo, es decir su afán de pretenderse un presidente de la transición, abrió la puerta a los afanes e intereses de control regional que desde entonces detentan la mayoría de los gobernantes.
Aquí en nuestro estado, es preciso recordar que la impunidad y la corrupción se desarrollo a su mas elevada expresión en la administración de Ulises Ruiz Ortiz, conocido en los bajos mundos como el chacal de Chacaltongo.
El uso patrimonialista y grosero del poder por parte de ese sujeto, venerado por sus secuaces porque les dejó atascarse cual bestias en el lodo con las mieles del poder, dio al traste con el equilibrio social que existía en el Oaxaca.
En una palabra, el chacal dejó desollado al estado, a su gente y por añadidura a la economía. Esa herencia maldita la recibió Gabino Cué Monteagudo, un candidato que se presentó ante los electores como una alternativa –muchos sabíamos que no era así, por ser hijo putativo del sistema-, que les librará de las noches oscuras en que Ulises Ruiz dejó Oaxaca.
En estos más de cuatro años, creo, hemos aprendido una durísima lección de corrupción, impunidad y negligencia, Gabino Cué y la runfla de delincuentes que le han acompañado, cavaron la tumba a las escasas expectativas de cambio que los oaxaqueños alimentaron.
Hemos conocido toda clase de actos delictivos de parte de los funcionarios de este gobierno, dicen que hasta el mismo Gabino está involucrado.
Han resultado tan deleznables sus acciones que si viviéramos en un país decente o civilizado en democracia, él y todos sus secuaces estarían, no solo en la prisión de la historia –de la que ya no saldrán-, sino el reclusorio federal del altiplano.
¡Han expoliado a nuestro estado, y siguen tan campantes!
Ahora, con un cinismo de la categoría de Ulises Ruiz, Gabino utilizó todas sus artimañas y capacidades económicas –por supuesto con dinero público- para operar que el Congreso del estado le aprobara una solicitud de préstamo, con el gobierno federal, por nada menos que dos mil 400 millones de pesos.
Este gobernante es tan miope, obtuso y mediocre, que no le pasa por enfrente el riesgo en que coloca al estado en materia hacendaria, porque de aprobarse desde la Ciudad de México el empréstito estaría violando las leyes hacendarias y la Constitución misma, incurrió en una trampa.
A la media noche del martes pasado, sus operadores y aliados en el Congreso, aprobaron una propuesta del gobernador para que le autorizaran intervenir ante la federación para que ésta –a través de la Secretaría de Hacienda y Crédito Público (SHCP)- le autorice un préstamo tan grande de recursos.
El argumento que se utilizó desde a oficina del gobernador fue que esos recursos se utilizarían para generar proyectos productivos y de infraestructura.
Los que nos enteramos a esa hora nos fuimos a dormir en que el dinero, que se sumaría al enorme endeudamiento que ya tenemos, serviría –por lo menos a medias, dada la rampante corrupción- para impulsar la alicaída economía de nuestra entidad.
Y zas!!!, resulta un día después que Gabino nos receta una nueva: que esos miles de millones de pesos serían utilizados –y lo escribo en condicionante porque ni siquiera sabemos si el gobierno federal los vaya a soltar-, para el pago del déficit económico que propició el pago de salarios, bonos y prestaciones, que por muchos años se dieron a los profesores “fuera de presupuesto”, y qué significa ¡fuera de presupuesto!.
Esto huele a una trampa que mas vale esclarecer porque ya no debemos permitir que nos sigan empobreciendo y llevándose al traste las esperanzas e ilusiones –casi muertas- de los oaxaqueños, por una condición digna de vida.
El gobernador en turno, con un lenguaje neoliberal argumentó que los dos mil 400 millones de pesos servirán para “sanear los empréstitos de corto plazo que se tuvieron que hacer para poder frente al déficit, a los huecos que se nos abrieron, como consecuencia del déficit en materia educativa”.
Con un lenguaje tan rebuscado y falto de esencia Gabino Cué trata de convencernos de la bondad de su solicitud.
¡Ya por favor, señor Gabino!, usted sabe que no nos tragamos sus palabras. Porqué no nos explica el porque existen esos monstruosos faltantes de recursos públicos. Quién los administró.
Usted sabe, como nosotros que la federación, siempre entrega en tiempo y forma los presupuestos a los estados. ¿Nos dirá que la SHCP les incumplió?
¿Qué esta pasando? No se percata que el pueblo no le cree. Y mientras tanto usted qué responde.
