Política Inconfesable: Morena, poca dirigencia, mucho partido


El intento de desafuero

Rodrigo Villar

Cada día que transcurre de esta nueva etapa del gobierno que encabeza Andrés Manuel López Obrador, se clarifica el panorama, y llegamos a la conclusión de que el resultado electoral del pasado mes de julio obedeció a una variable: el candidato que trabajó 18 años en campaña, sentó sus reales en el espectro político y consiguió ganarse el respaldo, por muchos factores entre los que se cuentan la solidaridad, la relación del espejo que se despliega cuando nos miramos con el de enfrente, y decidimos que nos identifican intereses y problemas afines, y sobre todo el acercamiento que se fue tonificando entre los pobres y el tabasqueño, en aquellos episodios en los que el sistema, con toda su maquinaria dejo caer su ira contra el, tan incómodo, dirigente social y político.

El presidente Andrés Manuel López Obrador

López Obrador, construyó, con sus asegunes, una cercanía inigualable con el pueblo se colocó al lado de las causas más profundas de los pobres, que a lo largo de la historia han sido objeto del maltrato colonialista de una mentalidad trasnochada, que se abigarró hasta el día de hoy entre la dúctil burguesía mexicana.

Siempre enarbolando esas causas, de las que subyace el interés denodado de alcanzar la liberación de las ataduras que siembre han postrado a los pobres, el tabasqueño consiguió sobreponerse a más de dos décadas de golpeteo y amenazas del sistema político-económico, y sus testaferros.

Inútil resultaría explicar aquí ese ascenso político.

La más razonable es exponer que no hay que reprocharle -y menos regatearle- al Presidente su alcance en la historia reciente de nuestro país. No habrá poder humano que lo sustraiga de la historia. Y así como llegó, trajo al escenario de la vida nacional a un sector de personajes de distinto origen y quienes -sin duda- representan intereses muy localizados a lo largo de la República.

Yeidckol Polevnsky

Cualquier candidato que hubiera enfrentado al aparato de la política y la economía (dígase el sector empresarial), y que pretendiera ganarle al sistema imperante, hubiese negociado con aquellos grupos que a lo largo del tiempo hubiesen dejado de ser útiles al poder, y se colocaron del lado de la oposición, más por razones de sobrevivencia que de proyecto.

López Obrador fue el proyecto al que se endosaron. Y éste por su necesidad de respaldos, y por tanto de alcanzar equilibrios se allegó a ellos, negociando espacios a cambio de respaldo electoral (que implica movilización y despliegue de recursos económicos, materiales y humanos).

En medio de la maraña que se integró en torno al candidato López Obrador, se cuenta con un personaje que ha resultado un dolor de cabeza: Yeidckol Polevnsky.

Esta señora, tiene un origen confuso.

Su historia personal resulta contradictoria -no es necesario ventilarla-, pero en el terreno público se desempeñó como empresaria, dirigente de una de las cámara del sector privado. Tras su salida de ese ámbito, la directiva empresarial, se inclinó por el sector político, tras un escándalo público en el que se ventilo parte de su historia.

Simpatizantes de AMLO tras elecciones del 2012

Así, de aquel affaire público salió fortalecida y se decantó en su preferencia política al lado del PRD invitada entonces por Andrés Manuel López Obrador. Ahí hizo carrera. Cuando los perredistas comenzaron a dar color, influidos por el grupo de negociantes de la política, agrupados en Nueva Izquierda, conocidos como los chuchos, de plano se apoderaron del partido del sol azteca, El tabasqueño opto por irse de ese barco.

La señora Yeidckol Polevnsky permaneció en la estructura de poder perredista, y ahí le toco una posición envidiable: un escaño en el Senado de la República. Durante su estancia en ese órgano del poder legislativo colaboró en el proceso de conformación de Morena. Mientras pertenecía al PRD trabajaba en la organización del nuevo partido de Andrés Manuel López Obrador.

Así, la transición  ocurrió. La autoridad electoral otorgó el registro a Morena, y la señora Polevnsky renunció al partido del sol azteca. Tan cómoda situación la arrastró en encabezar Morena.

Las cosas de la vida la colocaron al frente de un partido de izquierda, que hoy tiene de cabeza. Apreciables lectores, la entrega de la semana que viene les relatare por qué.