Política Inconfesable: Los nuevos modos


El presidente Andrés Manuel López Obrador

Rodrigo Villar

Lo que hemos atestiguado con esta nueva forma de gobernar de Andrés Manuel López Obrador, toca toda, la profundidad de los temas que se han presentado, la inexperiencia y hasta la chabacanería. Son los modos impresos en la mentalidad de un hombre que ha conocido todas las aristas del poder, de la pobreza, de las carencias de un pueblo como el nuestro.  Ya fue gobernante de la capital del país, dirigente del PRD, líder moral y fundador de Morena, ha transitado por el país por lo menos en cinco ocasiones durante los últimos 25 años.

Nada fácil le ha resultado. Y nada fácil la tiene.

Precisamente es esa forma de gobernar la que destantea. Como sociedad que creció y se reprodujo en los brazos del priísmo siempre nos pronunciamos como adoradores del poder político que controlaba una gran familia desperdigada a lo largo del país. Fueron los resquicios del cacicazgo que sobrevivió a la Revolución Mexicana. El sistema que nació de ese movimiento, también llevó en sus entrañas la reproducción de lo que combatió: las fuerzas locales que se desprendieron con los años de gobierno e imposición del porfiriato, terminaron por extenderse tras el primer gran movimiento de masas.

Miembros del PAN como oposición

Y cuando hablo del destanteo que provoca el presidente de la República, Andrés Manuel López Obrador, me refiero al efecto adverso de sus decisiones y declaraciones en la élite (los de arriba) que ha resultado y seguirá resultando afectada por el nuevo gobierno.

Priístas, panistas, perredistas, de Movimiento Ciudadano, y del Partido Verde, los que siempre han resultado beneficiados de su cercanía y pertenencia al poder político y al sistema de partidos, son los que ahora, ya reacomodados en un mundo que desconocían: la oposición a un gran movimiento de masas, como ocurrió en la elección del pasado mes de julio, gritan patalean, protestan, advierten que se avecinan los tiempos más negros en la historia moderna de México.

Lo único que sucedió es que se rompió el molde donde se regeneraba la misma oscuridad política, donde se tejían los arreglos más inconfesables, se llegaban a convenios retorcidos que garantizaban al sistema poder seguir existiendo aunque se encontrara herido de muerte. Desde hace medio siglo, por lo menos, ese sector de políticos encontró la fórmula para preservar sus turbios intereses.

Cercanía del Presidente con la ciudadanía

Utilizaron la violencia institucionalizada, la represión, el espionaje, el amedrentamiento, las amenazas, el miedo para granjearse el control  y consentimiento –no apoyo- de la mayoría. Funcionaron con sus asegunes, más o menos bien. Y pensaron en estos últimos años que esa paz porfiriana se mantendría como siempre les había funcionado.

Ya sabemos el resultado del hartazgo, del enojo, del coraje social, del abandono, de la abulia de los poderosos, dígase políticos y empresarios, que para la mayoría son lo mismo. Una delgada nata social que siempre había actuado, actuó y seguramente seguirá actuando para reproducir y relanzar sus intereses personales y de grupo.

Empresarios que no simpatizan con AMLO

Esa postura retadora es natural. La nueva oposición seguirá recomponiéndose. Tratará de chocar cuando le convenga, porque se sabe entre sus integrantes –que no son tontos- la necesidad de negociar sus espacios, sus posiciones, sus intereses. No son suicidas, y en esa medida enfrentaran cuando les sea propicio las decisiones y declaraciones del presidente de la República,

Lo único cierto, es que enfrente, esa oposición, tiene un contrincante poderoso que sabe qué hacer sabe que responder y cómo actuar. Es, pues, una nueva forma de gobernar que tiene tras de sí, el reclamo de un sector muy importante de la población. Hay presidente con nuevos modos, que seguramente habrá de dar mucho para conversar y discutir.