Política Inconfesable: La trampa de Jaime Bonilla


Jaime Bonilla Valdéz
  • Su habilidad no lo libra de su ignorancia e insensibilidad política, afirman.
  • Nacido en México adquirió la nacionalidad estadounidense; es empresario.

Rodrigo Villar

Como muchos empresarios, Jaime Bonilla Valdéz tuvo olfato y supo sacar provecho de el para acercarse a Andrés Manuel López Obrador. Hay que reconocerlo, aprovechando los contactos que hábilmente tejió con el círculo de personajes que rodean al tabasqueño, el hoy gobernador electo -por dos años- en Baja California consiguió convertirse en presidente de Morena en su estado, en diputado federal, senador y tras una maniobra trapacera -organizada con la dirigente nacional de esa organización, Yeidckol Polevnsky y el corrupto ex gobernador de Michoacán, Leonel Godoy-, ungido como abanderado morenista al gobierno local.

Jaime Martínez Veloz

Detrás de esa meteórica carrera política, aún hay muchos interrogantes, sobre todo sí quienes conocen a Bonilla, saben que es un ignorante e insensible político. Es conocido por su despotismo e irracional trato a sus subordinados.

Veamos. Jaime Bonilla es un hombre nacido en México, que se convirtió a la nacionalidad estadunidense en la década pasada. Ha desarrollado su vida empresarial en el borde de los dos países: en la frontera de México y Estados Unidos, entre las ciudades de Tijuana y San Diego.

Es propietario de una mansión en una de las zonas más exclusivas de Chula Vista en la región sureña de San Diego, muy cerca de México. Se ha desenvuelto como un próspero empresario de medios de comunicación. Tiene en su haber dos canales de televisión local, tres radiodifusoras, y se encuentra en proceso de adquirir un periódico local en Tijuana y otro en Mexicali.

Como verá usted, estimado lector, Jaime Bonilla es un ejemplo de prosperidad en una región del país donde los pobladores mexicanos pasan enormes carencias para salir adelante. Es un privilegiado.

Pero este privilegiado tiene historia.

Yeidckol Polevnsky

No obstante lo más apasionante es cómo este personaje se sumó a las filas de Morena. Amante del béisbol, se propuso trabajar en ese partido con objeto de construir una carrera política que ha resultado en un vértigo. Como mencionamos arriba, su paso por relevantes posiciones en la estructura del partido gobernante y después en el legislativo lo ubican como una de las piezas claves de esa organización política.

Como presidente de la Comisión de la Frontera Norte, en la Cámara de Diputados tuvo un paso para el olvido, es decir mediocre es lo menos. En el senado, pues terminó por construir su candidatura al gobierno de Baja California.

Al inicio del proceso, la legislación local marcaba que la gubernatura por la que se contendía, tendría por duración dos años, con objeto de empatarla más adelante con la elección presidencial. Una vez que la dirigencia nacional de Morena y él concretaron la trampa contra Jaime Martínez Veloz, quien era el político inscrito en Morena, con mayor posibilidad de convertirse en candidato a gobernador, haciéndolo a un lado y obligándolo a renunciar tras un fraude burdo, orquestado con una supuesta encuesta que colocaba a Jaime Bonilla como el candidato al gobierno local, por encima de Martínez Veloz, se terminó de cocinar el triunfo de Bonilla.

Mansión de Jaime Bonilla en Chula Vista, California

TRIUNFÓ POR EFECTO AMLO

Es evidente que Jaime Bonilla, así como la enorme mayoría de candidatos de Morena, ganó por el efecto huracán de Andrés Manuel López Obrador. La población voto, hastiada y cansada de tanas transas del PAN y le dio el triunfo inobjetable a Bonilla, pero por dos años.

Este sujeto, carente de una carrera política, pero participante en ella por su acercamiento -que aún hay que desentrañar- con el presidente López Obrador, no conforme con ganar la gubernatura por dos años, opto por lo más fácil: inducir a un acuerdo inconfesable al Congreso del estado, de mayoría panista para que en la víspera modificara a la Constitución estatal, e incrementara a cinco años la extensión de la gubernatura.

Leonel Godoy

Tamaño despropósito, le auguro a usted, no se concretará, no es posible porque el Tribunal Electoral del Poder Judicial Federal, ya había determinado que el periodo de gobierno sólo durará dos años. Y además viene una tormenta de amparos y controversias constitucionales que derribarán ese adefesio.

El presidente López Obrador ya se pronunció también: rechazó tan burdo acto propiciado por Jaime Bonilla.

El gusto por el béisbol, desde su palco detrás de home en el estadio de los Padres de San Diego, no será suficiente para granjearse el respaldo del poder para quedarse cinco años en la gubernatura.