Política Inconfesable : En San Lázaro, reparto permanente


Mario Delgado

Rodrigo Villar 

Porfirio Muñoz Ledo

Difícil, si no imposible, será que los vicios y  prácticas ominosas en la política mexicana se terminen. Ningún gobierno, por buena intención que tenga, hará desaparecer el desafortunado reparto de posiciones y puestos que se entregan los políticos y sus partidos.

En política todo se negocia. Veamos un caso: la Cámara de Diputados federal. Cómo usted sabe, estimado lector, ese órgano del Congreso se integra cada tres años, producto de las elecciones federales trianuales. Su ley interior establece que la presidencia se debe repartir entre las tres fuerzas políticas que tengan mayor número de integrantes, como lo haya arrojado el resultado de los últimos comicios.

Juan Carlos Romero Hicks

Para la actual legislatura, que es la LXIV, los partidos representados ahí, ya negocian para quién será la presidencia de la cámara en el último año, previo a la elección federal del 2021.

Al iniciar la legislatura en 2018, los líderes de las bancadas de Morena (Mario Delgado), del PAN (Juan Carlos Romero), y René Juárez (PRI), con el aval del resto de los representantes del PT, PES, PVEM, PRD y Movimiento Ciudadano, se repartieron la presidencia de la Cámara de Diputados. Y correspondió a Porfirio Muñoz Ledo ocupar esa posición, con el propósito de entregar la banda presidencial a Andrés Manuel López Obrador, y así se le reconocía a Muñoz Ledo su “aporte a la democracia”. Y el segundo año -aun en curso, que concluirá el 31 de este mes- le fue cedido a Laura Rojas (PAN).

Laura Rojas

Si se respetara el acuerdo de 2018, entonces le tocaría al PRI ocupar la presidencia del primero de septiembre próximo, al 31 de agosto del año próximo. Pero la ambición, y el interés que conlleva el control de un órgano legislativo despertó al Partido del Trabajo y su dirigencia que encabeza, su propietario, Alberto Anaya.

Ahora los petistas quieren apoderarse de la presidencia. Y por qué ese interés. Veamos. Quien preside la Cámara de Diputados representa al Congreso Federal ante los poderes Ejecutivo y Judicial.

Alberto Anaya

También dirige los trabajos en las sesiones que se desarrollan en el salón de plenos, interviene en el manejo administrativo de esa cámara -que al año en total tiene un presupuesto de 7 mil 76 millones de pesos, para el actual ejercicio-, y en lo particular también dispone de un presupuesto de 200 millones de pesos del gasto público, pero con la salvedad de que no está obligada a comprobar, es decir esa cantidad de dinero se va al barril sin fondo.

Es una fruta apetecible para cualquier fuerza política, y por ello el PT ahora empuja por quedarse con esa posición. Resulta que, en el acuerdo de 2018, el PRI era la tercera fuerza representada en San Lázaro con 46 diputados, el PES se encontraba en cuarto lugar con 40 diputados, y el PT en quinto con 36 integrantes.

Cómo el PES perdió su registro como partido político ante la autoridad electoral hace un año, un sector importante de sus integrantes se sumó a Morena y al PT. Por tal razón los petistas ocuparon la cuarta posición entre las fuerzas políticas en la cámara.

René Juárez Cisneros

Tal escenario abrió una rendija al PT y a uno de sus diputados, Gerardo Fernández Noroña, para considerar que sumar más diputados de otros partidos (PES, Morena y el PVEM) les abriría la puerta para juntar un mayor número que el PRI, y acreditar que son merecedores de la presidencia cameral. Mediante esa burbuja artificial, los petistas ahora pretenden hacerse del fruto jugoso en la Cámara de Diputados.

Todos sabemos quién Gerardo Fernández Noroña, un desquiciado vividor que se ha apoderado del discurso opositor de Andrés Manuel López Obrador, de quien se refiere como el “compañero presidente”, y en su cabeza ronda la peregrina idea de que puede ser el presidente de la Mesa Directiva.

Se le olvidó a Fernández Noroña que aparte de ser un cordero con piel de león, pues es retador, provocador y hasta agresivo, a la hora se recibir respuestas y retos de otras personas huye como un cobarde. También ha resultado machín en su trato con las mujeres, y por apuntar otra estrella en su frente: empleado de las redes sociales, de las que obtiene por lo menos cada mes, medio millón de pesos, y una camioneta Volvo de altos vuelos, cuyo valor oscila en el millón de pesos. Cómo verá usted es sujeto es una finísima persona.