Política Inconfesable: ¿Delincuente y político?


Samuel Gurrión MatÌas
  • Samuel Gurrión Matías quiere gobernar la Ciudad de Oaxaca.
  • Su nivel intelectual quedó evidenciado durante reciente debate.

Rodrigo Villar

Los contrastes en política, ahora que estamos en la recta final del proceso electoral, son evidentes.

Entre los políticos y gobernantes lo son más. Pocos, muy escaso número de ellos ejerce el poder para servir a la sociedad, mientras la mayoría se sirve con la cuchara grande y sin asomo de vergüenza y recato.

Aquí, en Oaxaca tenemos ejemplo claro de ese contrate.

Alejandro Murat Hinojosa, el gobernador que demostró lo que es saber encabezar con decisión y capacidad operativa un organismo tan grande como el Infonavit, ahora se bate a diario buscando más dinero para el desarrollo de Oaxaca.

También demuestra capacidad de decisión para enfrentar problemas políticos -cómo es manifiesto en el complejo enredo magisterial-, y en la distensión de los intereses políticos que se enfrentan en el proceso electoral.

Pero Alejandro Murat Hinojosa no puede solo, no es un superhombre que pueda resolver la entreverada situación que mantiene postradas a diversas regiones del estado.

Es ahí donde se desdobla la realidad: por una parte un gobernante entrón y con compromiso, y por el otro un mar de políticos y funcionarios públicos que se han apoderado de posiciones donde hacen y deshacen a gusto personal o de grupo.

Tampoco el gobernador Murat tiene responsabilidad plena en el actuar de funcionarios o políticos de su partido que pretenden extender en el tiempo sus privilegios y canonjías.

Samuel Gurrión entregando despensas con su nombre

Alrededor de mando gubernativo, de Oaxaca o de cualquier otra demarcación federal o local, se prefigura una nata de personajes que atienden a sus intereses personales para sacará el mayor provecho de su contacto con el gobierno del estado.

Mención especial en este espacio es para Samuel Gurrión. El istmeño, mediocre, frívolo, ignorante, corrupto y estrafalario, que pretende gobernar al capital del estado bajo las siglas del PRD-PAN-MC.

Éste personaje que al abrigo de la administración de Ulises Ruiz Ortiz, el chacal de Chalcatongo,  se metió en los entrecijos de la política de Oaxaca, ha sacado el cobre.

Vamos a remitirnos al último debate de los aspirantes a la alcaldía de Oaxaca, donde la realidad que a veces es cruda nos abrió los ojos al poner en blanco y negro la capacidad intelectual de Samuel Gurrión.

Mediocre, ignorante, estúpido son algunos de los calificativos que se le pueden endilgar a tan petulante personaje.

Incapaz de sostener una conversación, mucho menos  con los tamaños de responder a las sencillas preguntas sobre cómo gobernaría la capital, se abrió de capa y con su insensata ignorancia nos dijo que no hay que votar por él.

Samuel Gurrión, quien también aspiraba a ganar la candidatura del PRI al gobierno de Oaxaca hace dos años, es el claro ejemplo de lo que es un delincuente en política.

Navega con la bandera de tener grandes contactos en materia política, y podríamos decir a la primera que si, y cómo no si colocó a su hijo como candidato a diputado local por el istmo.

Alejandro Murat Hinojosa

Sus maniobras también le redituaron haber obtenido la candidatura a la alcaldía de Oaxaca.

Sus méritos son más bien inexistentes y su llegada a esa aspiración se debió más a las negociaciones inconfesables en que participó su mentor y amigo, el chacal de Chalcatongo.

No obstante, además de la que se dice gran empresario -cuándo sabemos qué sus empresas están quebradas-, su fama más bien proviene de ser un lenón que satisface a los políticos mayores con capacidad de cederle posiciones a cambio de sus notables favores.

El señor Gurrión es un mequetrefe engañifas que no merece el aprecio de un pueblo que se ha visto perjudicado más por su participación en la política local, que por las acciones que como legislador local y federal, y funcionario público, tomó.