Política confesable: El secuestro del PRD Anaya lo arrastra a su fin


Ricardo Anaya

Tomás Ezequiel Toledo

A 29 años de su fundación, el Partido de la Revolución Democrática (PRD) continúa secuestrado por sus corrientes -o tribus- y, sobre todo, por Ricardo Anaya Cortés.

La crisis del que fue el principal partido político de izquierda -que se cimentó sobre el padrón del Partido Comunista- se acentuó esta semana, en la víspera de las elecciones, cuando finalmente la tribu del gobernador de Michoacán, Silvano Aureoles Conejo, dio la puntilla: Anaya Cortés está perdido, también Alejandra Barrales y, en consecuencia, el perredismo.

Sin candidato propio a la vista, el PRD se aferró a un hierro candente: la nominación de Anaya Cortés, que impuso condiciones y candidaturas, y que en su fracaso arrastrará al que se conoce como el partido del sol azteca.

Carlos Ahumada

El cálculo de las tribus del perredismo es que el partido fundado por Cuauhtémoc Cárdenas y personajes como Porfirio Muñoz Ledo e Ifigenia Martínez llegará, si acaso, al 3 por ciento de la votación nacional, un número muy lejano de su histórico, y que lo reducirá a expresiones como los desaparecidos Partido Popular Socialista, el Partido Mexicano Socialista o el Partido Socialista Unificado de México.

Y, cómo no, al también extinto Frente Cardenista de Reconstrucción Nacional, que tuvo como jefe a Rafael Aguilar Talamantes, que fue mentor de los que ahora controlan un sector del PRD, Jesús Zambrano y Jesús Ortega, mejor conocidos como los chuchos.

Estos dos personajes, que después prohijaron a toda una pléyade de vividores de la política nacional, son los principales responsables -que no los únicos- de la debacle histórica de un partido que estuvo a punto de llegar a la Presidencia, en alianza con PT y Convergencia, ahora MC, de no ser por el fraude electoral que llevó finalmente a Felipe Calderón a Los Pinos.

Silvano Aureoles

¿En qué desperdició el PRD su fuerza, el arraigo que logró en una sociedad ávida de un cambio?

Nada menos que en el dinero.

La ambición de los chuchos y de las tribus que florecieron al amparo del poder que fueron logrando, en alcaldías, gubernaturas, el Congreso de la Unión, y esencialmente el gobierno de la Ciudad de México.

Con Cárdenas llegó al gobierno de la capital un grupo de perredistas que se envilecieron, y que tienen como jefa de grupo a Rosario Robles Berlanga, corrompida por Carlos Ahumada.

Ahumada no sólo la enamoró. También la utilizó como conexión en México para sus negocios, que extendió entonces, por ejemplo, al gobierno de Michoacán con el nieto del general, Lázaro Cárdenas Batel, quien ante el escándalo negó cualquier relación con el «empresario» argentino.

Fernando Belaunzarán

Uno de los símbolos del crecimiento político y, sobre todo, económico del PRD fue su expansión inmobiliaria. Ahumada le vendió a Rosario Robles un edificio, aledaño a la glorieta del Metro Insurgentes, en la capital del país, que resultó un fraude.

Ahumada le vendió a Rosario el edificio caro y, cuando comenzó la tragedia del PRD, ella lo vendió barato. El déficit tuvo que ser cubierto con créditos y más créditos. Hoy en ese terreno se edificó un edificio, porque la que sería la sede del partido, tuvo que ser demolida. El inmueble no valía ni las varillas.

Y entonces del partido se mudó a lo que fue su sede durante más de una década, allá por los rumbos de la colonia Escandón.

Ahora, en la chilla, el partido trabaja en su sede nacional original, en la avenida Monterrey 50, en la colonia Roma. Ahí despacharon Muñoz Ledo, Andrés Manuel López Obrador y Jesús Ortega.

Rosario Robles

El talento político, como se decía, se desperdició en la ambición. En el Congreso de la Unión, los legisladores repartieron chambas, con una cuota de por medio; en las colonias, los liderazgos inventaron un negocio redondo: la compra al mayoreo de artículos de primera necesidad, que metían en bolsas para armar despensas que luego se vendían al partido, que a su vez los distribuye como método de compra del voto.

Aprovecharon los recovecos para robustecer el corporativismo mediante asambleas donde se ofrecen departamentos del Instituto de Vivienda, con la condición de que los innumerables en la lista acudan cada semana a asambleas de adoctrinamiento.

El dinero es lo que priva en la forma en que el partido construye sus listas de candidatos, lo que ha reducido a sus cuadros políticos en tratantes de influencias, y a los militantes las migajas: en uno de sus aniversarios, los chuchos tuvieron la idea genial de llevar puestos de tacos al Monumento a la Revolución, como una de las principales atracciones para llenar esa plaza.

Ifigenia MartÌnez

Para la elección presidencial en curso, el PRD traicionó sus raíces, al agregarse a una alianza histórica imposible con la derecha, que tendrá su costo en las urnas el próximo domingo.

Lo que Carlos Salinas de Gortari no pudo lograr, con los asesinatos de cientos de militantes del Partido de la Revolución Democrática, lo lograron Jesús Ortega y Jesús Zambrano, de la mano de personajes de ignominia, como Rosario Robles y su operador financiero, Ramón Sosamontes; Graco Ramírez, Guadalupe Acosta Naranjo y Fernando Belaunzarán.

Aquí en Oaxaca, la ambición de esos políticos ha llevado a enfrentamientos, incluso a balazos, por las candidaturas.

A partir del 2 de julio comenzará, con el estilo de la casa, la disputa por los despojos.