Cuna del odio


Segregación y doble discurso de países, entre las causas del odio.

Desigualdad social y laboral entre árabes y arios es muy profunda.

Ari Salgueiro

Se confirmó lo que habíamos señalado la semana anterior.

Los responsables de los atentados del pasado viernes en Paris son europeos, jóvenes originarios de barrios marginales de la Ciudad Luz y de Bruselas, la capital de Bélgica, país vecino a Francia.

Malenbeek, es un tradicional barrio pobre, parecido a muchos en la periferia de cualquier capital europea, pero este tiene una escalofriante peculiaridad, es cuna o paso seguro de terroristas.

Este barrio de Bruselas se debate entre la sobrevivencia y el paro, pues a diferencia del resto de Bélgica, es donde el paro (personas sin trabajo) es más notorio, con una tasa de hasta 30 por ciento, sin duda la más alta de Europa.

Las oficinas de inteligencia europeas tienen perfectamente ubicados este tipo de barrios, los conocen, los analizan y hasta saben quiénes son los potenciales terroristas que viven en ellos.

 

SECRETOS A VOCES

Sin embargo, aun cuando tienen conocimiento de ellos, los conocen y hasta lo siguen desde pequeños, no pueden hacer nada por evitar que sigan la ruta que los convertirá en verdaderas bombas de tiempo.

Y es que no hay forma de que esos servicios de inteligencia puedan adentrarse en el corazón mismo de este tipo de barrios, que es donde se forman y adoctrinan a los que serán soldados de las organizaciones yihadistas que cada vez se expanden más por la zona de la Media Luna y que han comenzado a voltear hacia el centro de Europa.

Los barrios árabes en Europa son prácticamente inexpugnables y los que se atreven a entrar en ellos en busca de respuestas, sólo encontrarán lo superficial, pues las entrañas sólo se le mostrarán a quienes comparten credo y radicalismo.

Así que esas zonas se convierten en inmejorables “escuelas” para terroristas y cada vez son más los jóvenes que abrazan las doctrinas radicales y hasta están dispuestos a inmolarse con tal de hacer blanco en algún objetivo europeo.

Parece, a primera vista, paradójico y contradictorio que estos jóvenes radicales tengan como objetivo sus mismos lugares de origen. Sin embargo, hay mucho de fondo en este evidente rencor.

Después del 13 de noviembre, Molenbeek, se encuentra vigilado

LA ETERNA SEGREGACIÓN

Los árabes en Europa no se sienten europeos, ¿la razón? Hay muchas, pero la fundamental es que los gobiernos de los distintos países, especialmente Francia, Bélgica y Alemania, los tres principales receptores de musulmanes en Europa no han establecido una verdadera política de integración que facilite el arraigo en sus territorios.

Es un hecho que en un elevado porcentaje de europeos de origen ario no terminan de aceptar a los árabes como sus iguales y al igual que a otras minorías, la segregan constantemente.

También es un hecho que las oportunidades de trabajo y en general de desarrollo, no son iguales para un ario que para un árabe, aun cuando ambos tengan ciudadanía formal. El árabe siempre va ganar menos dinero o tener menos chances de destacar.

Y en el ámbito social siempre habrá un racismo velado contra el árabe a pesar de que se venda la idea de que en Europa el racismo está prácticamente superado.

Tan no es así, que el peso de la historia les está cayendo encima. Está pagando la suma de errores que a lo largo de los años han llevado a sus países a tener sociedades profundamente desiguales, asoladas por los rencores y los dobles discursos.

 

DOBLE DISCURSO

Por un lado, los líderes europeos hablan con orgullo de sus gobiernos democráticos, pero por el otro tienen ciudadanos de primera y de segunda.

Estas diferenciaciones, sumadas a la cacería de brujas contra árabes, tras los ataques en Paris de la semana anterior sin duda contribuirán a acrecentar los odios y a ampliar la brecha ya existente entre europeos y árabes con el consabido aumento de hostilidad y un casi seguro incremento en los niveles de encono y violencia.

Ante las actuales circunstancias es evidente que no parece haber una pronta solución a esta terrible crisis, que más bien parece una nueva guerra, en una distinta modalidad y tono.

Molenbeek, una zona peligrosa en la capital de Bélgica