Pues contra todos los pronósticos internos y externos, sobrinos y sobrinas, el PAN, el PRD y el Movimiento Ciudadano sí se pusieron de acuerdo y habrá coalición electoral.
De hecho, como les comenté la semana pasada, serán tres coaliciones las que se disputen la Presidencia del país y los otros tres mil y pico de cargos públicos en el 2018:
La arriba citada, la que formarán Morena y el PT –hasta este momento el Partido Encuentro Social no le ha dado el ansiado sí a López Obrador, pero la posibilidad existe- y la que formarán el PRI con Nueva Alianza y el Partido Verde Ecologista.
O sea que la elección será a tercios, como pueden ver con sus ojitos pizpiretos –y supongo que con lagañas por la gripe-, lo que la pondrá –la elección- bien interesante.
El acuerdo de la alianza PAN-PRD-MC es que el candidato presidencial salga de las filas panistas y que la definición del candidato o candidata a la jefatura de gobierno de la Ciudad de México corresponda al PRD.
NO HABRÁ SORPRESAS
El candidato presidencial será Ricardo Anaya, aunque finjan un proceso interno; y la candidata a la jefatura de gobierno será la hasta el sábado anterior presidenta del PRD, Alejandra Barrales, aunque también se inventen una competencia interna.
O a lo mejor los partidos frentistas se ahorran los gastos de esos proceso inútiles y deciden pactar entre todos qué cargos tendrán, cuántos de los 300 distritos electorales federales le corresponderá a cada uno al igual que el número de candidatos a senadores.
Porque en el fondo, ninguno de los tres quiere perder sino sumar más posiciones de las que actualmente tienen.
Habrá que ver, por ejemplo, cómo es que se reparten las candidaturas a las 9 gubernaturas en disputa, considerando que la CDMX es para el PRD.
¿Qué partido pondrá al candidato en Tabasco, cuál en Morelos, en Jalisco, en Puebla, en Yucatán, en Veracruz, Chiapas, y quién en Guanajuato?
Tabasco lo gobierna el PRD con Arturo Núñez, que trae al estado convertido en un nido de delincuentes, literal y por ende se entendería que le corresponde al partido del sol azteca poner al candidato.
Puebla y Guanajuato son panistas, ni duda cabe; ahí ellos decidirán quién; Jalisco es para el Movimiento Ciudadano, cuyo candidato, Enrique Alfaro, despreció la alianza a nivel local pero no a nivel federal.
La suficiencia y arrogancia de Alfaro le podrían costar la gubernatura; el PRI no dejará perder esa posición tan importante en cuanto a número de votantes.
Morelos igualmente es perredista pero ya ven cómo tiene Graco Ramírez al estado; sin gobierno y con una delincuencia desatada.
El PAN ya gobernó Morelos –es un decir-, y los resultados fueron desastrosos; el enemigo a vencer ahí no procederá del PRI y sus rémoras sino el candidato de Morena y/o Encuentro Social, el jorobado más famoso de México, Cuauhtémoc Blanco.
Blanco es un analfabeta político como lo demuestra el estado de la administración municipal de Cuernavaca, pero a la gente le vale sombrilla que el ex futbolista apenas sepa leer y lo quieren por famoso.
Pero la fama no es sinónimo de preparación, vamos, ni siquiera de malicia para la política.
Aún así la gente le apostará nomás porque “sale en la tele’’.
Al PAN le corresponderá poner candidato en Yucatán; la pueden ganar si aprovechan que en el PRI andan como muy peleaditos entre los aspirantes locales y los “nacionales’’, es decir, los que tienen fuero y forma de estar en las decisiones políticas importantes para el país.
El candidato natural, por su presencia en medios, debería ser el presidente de la Cámara de Diputados, Jorge Carlos Ramírez Marín, pero el gobernador Rolando Zapata no lo quiere y trata de imponer a su secretario de Desarrollo Social Mauricio Sahui, que ya se metió en su primera bronca política por andar desplegando una campaña en todo el estado sin respetar los tiempos electorales.
Veracruz tiene un gobernador con la bandera del PAN/PRD, Miguel Ángel Yunes, bueno para el escándalo mediático pero malo para cumplir sus promesas de campaña.
No sabemos cómo evaluará el PRD la intención de Yunes de heredar a su hijo, del mismo nombre, la candidatura a la gubernatura.
Y menos cuando el Yunes Jr. fue cachado en video lucrando con la necesidad de la población luego de los huracanes que castigaron al estado.
Allí el PRI prepara al senador José Yunes como su candidato, que es primo de Héctor Yunes, también senador y ex candidato a gobernador que perdió precisamente con Miguel ÁngelYunes.
Todos son familiares, pero ¡chale con esa familia! Se disputan el estado como si fuera la herencia de sus abuelitos.
¿A poco los partidos no tienen otros candidatos u otros apellidos que generen más confianza y menos temor?
¡Ay Papantla, tus hijos vuelan..!
