Fascistoide


Ari Salgueiro

Nunca hay que menospreciar a nadie, esa es una lección que nos ha enseñado la historia desde tiempos inmemoriales. La vida siempre da lecciones duras a quienes dan por hecho cosas sin preocuparse de encaminarlas adecuadamente. Al menos esas reflexiones deben estarse haciendo los republicanos y los demócratas en Estados Unidos.

Y es que, el payaso inofensivo, a quien nadie tomaba en serio, el showman hilarante, el desaforado racista Donald Trump, dejó de ser el actor de un juego burlesco para convertirse en una dolorosa realidad.

El empresario neoyorquino, bufón por excelencia, no solo le saca ya una holgada ventaja a su contrincante por la candidatura republicana, Jeb Bush, sino que además se ha puesto a tiro de piedra de la que hasta hace poco parecía inalcanzable aspirante demócrata Hillary Clinton, quien todavía conserva la etiqueta de favorita para ganar las elecciones presidenciales de 2016.

El mundo político estadunidense está asombrado por el fenómeno Trump, quien meteóricamente ha remontado posiciones en la carrera electoral. De acuerdo con los sondeos, 51 por ciento de los estadounidenses votaría hoy por la ex secretaria de Estado si en las elecciones de noviembre de 2016 se enfrentase a Trump, quien tiene un 45 por ciento  de las preferencias. Lo interesante es que en junio, cuando el excéntrico millonario anuncio su aspiración estaba 24 puntos por debajo de la señora Clinton, y muy pocos pensaban que tendría alguna opción para competir.

Jeb Bush

No es la primera vez que Trump se presenta como precandidato. En elecciones pasadas ha removido un poco el avispero político con sus incorrecciones políticas, pero la espuma de su popularidad bajó pronto. Sin embargo, esta vez ha sido distinto y ha sorprendido a propios y extraños con su avance.

Trump se ha convertido en un verdadero dolor de cabeza para los propios republicanos pues, en uno de sus arranques, pudiera optar por lanzarse como independiente, lo que dejaría prácticamente fuera de la competencia presidencial a ese partido.

Especialistas como Mark Jones, de la universidad de Rice, reconocen que en ninguno de sus escenarios veían a Trump llegando tan lejos. “Está durando más de lo que pensábamos, generalmente con este tipo de candidatos hay una burbuja que al poco tiempo explota”.

Jones cita alguna de las razones para que aún siga avanzando: “Mucha gente que no es activa políticamente está prestando atención a la elección presidencial y Trump hoy domina la cobertura del partido republicano en los medios. Otro factor es que siempre en Estados Unidos hay apoyo para candidatos populistas que hacen una campaña contra el establishment de Washington con un mensaje independiente, aunque él no lo es porque siempre ha tenido contacto con los políticos”.

Indocumentados protestan en Estados Unidos

Además, asegura que gran parte de su avance se debe a sus controvertidas declaraciones. Por ejemplo, calificó a los políticos de Washington como “estúpidos”, a las mujeres que no le gustan como “cerdas gordas” y a los inmigrantes mexicanos como “violadores y narcotraficantes”. El fin de semana pasado delineó su propuesta para los “sin papeles”: sin medias tintas, dijo que hay que expulsarlos a todos de Estados Unidos, confiscar las remesas de dinero que envían a sus parientes en los países de origen y prohibir que los hijos nacidos en suelo estadounidense no obtengan la ciudadanía, como hasta ahora.

Además, llamó a construir un muro enorme en la frontera y triplicar la seguridad. El gobierno mexicano respondió que “estos comentarios reflejan el prejuicio, racismo o ignorancia plena”. Sin embargo, aun cuando los mensajes racistas son criticados en las urbes cosmopolitas, las ciudades de avanzada que se ven en los filmes hollywoodenses, en la América profunda este tipo de proselitismo deja honda huella.

El pasado jueves dos personajes  golpearon salvajemente con una barra de metal  a un hombre de origen mexicano que estaba dormido en una calle de Boston, cuando fueron detenidos simplemente dijeron “Donald Trump tenía razón todos estos (inmigrantes) ilegales necesitan ser deportados), cuando el aspirante republicano supo de este incidente simplemente se limitó a decir: “mis seguidores son personas muy apasionadas”.

Ese es el fascistoide que quiere gobernar Estados Unidos, nuestro poderoso vecino del norte.

Hillary Clinton