De Pe a Pa: Larga y profunda tradición de mexicanos con la muerte


José Guadalupe Posada

¿Cómo ven otras culturas el fin de la existencia terrenal?    

  • Aparentemente se burlan de la muerte pero la buscan todos los días.
  • Asombrosas coincidencias entre la cultura egipcia y los mayas.
  • Ofrendas mexicanas y velar a muertos en panteones vencen al hallowen.
  • La figura de La Catrina de José Guadalupe posada es ícono universal.

Alberto Vieyra Gómez/AMN

Dos cosas en la vida no se pueden ver de frente: El sol y la muerte. Para muchas culturas en el mundo, la muerte inspira un profundo respeto, para otras, miedo y para algunas es chunga y despiporre intelectual con expresiones mexicanas como: “a mí, la muerte me pela los dientes” o “quién dijo miedo, si para morir nacimos”.

La Catrina cada día más recreada

El mexicano se burla con la muerte, pero le teme, pero al mismo tiempo la busca todos los días abusando de las drogas, alcohol, tabaco y tantas otras sustancias mortales. Ese sentir popular del pueblo de México, el caricaturista hidrocálido José Guadalupe Posada lo supo interpretar como ningún otro artista y lo plasmo en toda su obra, pero fundamentalmente en la “flaca y coqueta calaca, la catrina”.

Ningún mortal en la tierra escapa de la muerte, aunque una ley eterna es: Nacer, reproducirnos y morir. ¿Y cuál fue entonces la razón de existir? ¿Qué legado artístico, de intelecto, político y de otros tópicos heredamos a las futuras generaciones? ¿Alguna vez nos hemos planteado la necesidad de resolver nuestro problema existencial? …Echemos un vistazo a la muerte en algunas fundamentales culturas del mundo.

Adornando las tumbas

CULTURA EGIPCIA

Para el antiguo pueblo egipcio, que dedico mucho más tiempo que otras culturas para pensar en la muerte, esta era una preparación simbólica para acceder al inframundo y así alcanzar la vida eterna. Esa cultura del antiguo Egipto sobre la vida y la muerte la vemos hoy, después de 4 o 5 mil años en las asombrosas momificaciones de faraones, sacerdotes y la gran élite del antiguo Egipto, como el primer médico de la humanidad Nespamedu, médico de faraones y asombroso arquitecto que diseñó la pirámide de keops considerada por la ciencia, como la obra arquitectónica más perfecta del mundo.

La ciencia arqueológica acaba de estudiar en España a Nespamedu quién sostenía la tesis de que él sería eterno, tan es así que pareciera que hoy vemos su fotografía intacta como hace más de 4 mil años, sí él sabía que la única forma de trascender de la vida a la muerte era con el arte y es una extraordinaria herencia para las futuras generaciones.

Vela de muertos en Mixquic, Edomex

Recuérdese que la cultura egipcia y maya de México, los antiguos mayas fueron las únicas dos portentosas culturas que sobrevivieron a la inundación del Atlántida y se supone que estaban en la misma cadena de montañas. Los mayas fueron los inventores del cero y con sus portentosas pirámides que parecen alzarse para besar el cielo, o como ellos decían para estar cerca de dios ganaron también la eternidad.

Para la cultura hindú la muerte no es una preocupación ni mucho menos un enemigo, por el contrario, la muerte es el camino para evolucionar en una próxima rencarnación espiritual. En el pensamiento religioso del hinduismo, la muerte consiste en la unión del alma individual con el alma universal, por lo que se cree que al morir se pasa no a otra vida como la que conocemos en la Tierra, sino a otra forma de existencia, que es esencialmente espiritual.

En fin, que como decía el ilustre filosofo mexicano del amor y el desamor, José Alfredo Jiménez, “la vida no vale nada, comienza siempre llorando/ y así llorando se acaba/ por eso es que en este mundo la vida no vale nada”.

¡Vivan nuestros muertos!

Exposición de tapetes con temas alusivos a la muerte

LA LUZ Y LA MUERTE

Desde hace casi 4 mil años, el día de muertos, entre las culturas mesoamericanas, estaba considerada, durante un mes, una fiesta sagrada para recordar a nuestros ancestros de ayer.

En el calendario mexica, el noveno mes estaba dedicado a rendir culto a nuestros muertos. Para las culturas nahuas que habitaban el valle de México, la muerte era lo que permitía que la vida siguiera existiendo no se la consideraba negativa. Recuérdese que, para los antiguos pueblos mesoamericanos, si existía la vida después de la muerte, sin embargo, no de la misma forma que el cristianismo lo concibe. Para ellos, no había un cielo (lo bueno) y un infierno (lo malo), sino un destino que dependía del modo en que habías muerto y no de cómo te habías comportado en vida.

Las ofrendas…

En la visión prehispánica, el acto de morir era el comienzo de un viaje hacia el Mictlán, el reino de los muertos descarnados o inframundo, también llamado Xiomoayan, término que los españoles tradujeron como infierno.

Con la llegada de los españoles, allá por 1519, todo cambió. Recuérdese que la conquista tuvo dos ejes fundamentales: el madrazo y la sobadita, es decir, la espada por delante y la cruz por detrás.

Sin embargo, la fiesta sagrada dedicada a los muertos ha conservado gran parte de su identidad milenaria, a pesar de la maldita intromisión del demonio gringo que metió su cola en México con el Halloween, que nada tiene que ver con nuestra hermosa cultura.

Ofrenda oaxaqueña

Ya en la conquista, ambas culturas, la indígena y la española, pondrían su granito de arena para hacer una fiesta sargada o pagana para recordar a nuestros fieles difuntos.

Las ofrendas tienen un mucho de la antigüedad y otro mucho de la era colonial. Había ofrendas hasta de 7 niveles por aquello de que el número 7 es considerado como sagrado.

Por esta razón, es difícil hablar de un Día de Muertos exclusivamente prehispánico. Sin embargo, sabemos que los pueblos mesoamericanos rendían tributo a sus difuntos con altares llenos de artículos personales, alimentos, fruta, flores, y hasta pulque y vino, piedras preciosas, instrumentos musicales, esculturas, braseros, incensarios, urnas. demás objetos que son referente directo de nuestras actuales ofrendas.

Recuerdan a los fieles difuntos en Tehuantepec, Oaxaca

Antes de los españoles, no había velas, veladoras ni sirios, la luz en el día de muertos se producía encendiendo teas de ocote que enciende asombrosamente.

Turismo por Días de Muertos en Oaxaca. Foto internet

La flama que hoy producen velas, sirios y veladoras, significa «la luz», la fe, la esperanza. Es guía, con su flama titilante para que las ánimas puedan llegar a sus antiguos lugares y alumbrar el regreso a su morada. En varias comunidades indígenas cada vela representa un difunto, es decir, el número de veladoras que tendrá el altar dependerá de las almas que quiera recibir la familia. Si los cirios o los candeleros son morados, es señal de duelo; y si se ponen cuatro de éstos en cruz, representan los cuatro puntos cardinales, de manera que el ánima pueda orientarse hasta encontrar su camino y su casa.

Yo creo que a los politicastros no hay que encenderles ni una vela, para que no regresen nunca, y menos por nuestros dineros públicos y a ultrajar la dignidad de los mexicanos.