Ciao Bernardo


Murió el destacado director de cine.

  • Un poeta del cine que supo hablar sobre su tiempo.
  • Mujeres, parte fundamental en la vida del cineasta.
  • Italia rinde homenaje y despide a uno de sus creadores.

De la Redacción

El director Bernardo Bertolucci murió el pasado lunes 26 de noviembre  a los 77 años víctima de cáncer. El último de los grandes maestros del cine italiano construyó una filmografía de poco más de veinte títulos a lo largo de 55 años de una carrera que comenzó de la mano de Pier Paolo Pasolini, amigo de la familia.

LAS MUJERES EN LA VIDA Y EL CINE DE BERTOLUCCI

«En el futuro me recordarán sobre todo por haber descubierto a una serie de jóvenes actrices», decía orgulloso el cineasta Bernardo Bertolucci durante una entrevista hace un par de años con motivo de sus 75 cumpleaños. Y lo cierto es que las mujeres siempre ocuparon un papel protagonista en la carrera y la vida privada del último emperador del cine italiano. Stefania Sandrelli, Dominique Sanda, Liv Tyler, Eva Green, Tilda Swinton… Bernardo Bertolucci tenía predilección por las mujeres jóvenes con una breve carrera a las que catapultaba a la fama después de participar en sus películas. «No conozco una película en la que Stefania no sea creíble. Ella puede ser todo. Es extraordinaria», decía de la actriz el cineasta. La intérprete debutó bajo la batuta del director en El inconformista (1970) después de haber participado en Divorcio a la italiana con Marcello Mastroiani o Seducida y abandona, su primer protagonista, ambas dirigidas por Pietro Germi. Bertolucci volvió a contar con Sandrelli en 1976 para realizar el que está considerado uno de sus mejores trabajos, Novecento, una ambiciosa historia épica donde el cineasta contaba de forma magistral la historia de Italia durante cincuenta años. «Se ha marchado mi último emperador, que se sentía como un ratón en el queso», escribió este lunes en una emotiva carta Stefania Sandrelli. «Me lo dijo después de un verano de sufrimiento y pasión. ‘Ahora estoy bien, ¿sabes? Estoy como un ratón en el queso’. Gracias por haber sido tan especial. Por tu cine tan especial», escribió la actriz.

El destacado director con la actriz Tea Falco

ACTRIZ TRAUMADA POR EL ÚLTIMO TANGO EN PARÍS

La desaparecida Maria Schneider, sin embargo, siempre consideró su experiencia con Bertolucci un trauma del que nunca llegó a recuperarse. Con El último tango en París Bertolucci consiguió su primer gran éxito internacional, pero la transgresora película no fue recibida en Italia precisamente con aplausos. Bertolucci fue incluso condenado por ofender el «sentido común del pudor» y perdió sus derechos civiles durante cinco años. En ella, una joven Maria Schneider protagonizaba una escena de sodomía junto a Marlon Brando que es ya parte de la historia del cine universal… pero de la que la actriz no fue consciente hasta que ya fue demasiado tarde para echarse atrás. Tras la muerte de la actriz en 2011, arrastrada por los fracasos cinematográficos, las drogas y los problemas psiquiátricos, Bertolucci confesó en una entrevista que la escena no estaba escrita en el guión y que Brando y él decidieron no decir nada a la actriz para obtener una reacción más real. «Ella lloró, gritó y se sintió herida en cierta forma porque no le había dicho que se iba a producir una escena de sodomía. La muerte de María llegó antes de que pudiera abrazarla y pedirle excusas», lamentó.

TERCERA, LA VENCIDA

La mujer de su vida: Clare Peploe. La polémica que rodeó la denuncia pública por violación de Maria Schneider pocos años antes de morir no afectó a la actual pareja del cineasta, la también cineasta británica Clare Peploe, que siempre se mantuvo al lado del director hasta sus últimos días. Bernardo Bertolucci se casó tres veces a lo largo de su vida. La primera con Adriana Asti, una actriz a la que conoció durante el rodaje de Accattone en 1961, la película de su gran amigo Pier Paolo Pasolini en la que Bertolucci trabajó como asistente de dirección. La relación no funcionó y seis años después se casó de nuevo con la escenógrafa Maria Paola Maino. La estabilidad sentimental no la encontró hasta que conoció a su tercera y última esposa, Clare Peploe, con quien compartió durante 40 años éxitos profesionales y personales. Guionista, productora y directora de origen británica, la pareja se conoció durante el rodaje de Novecento donde ella era asistente de dirección. Se casaron en 1978 y desde entonces Peploe  colaboró en prácticamente todas las películas de Bertolucci, aunque también ha desarrollado una carrera como cineasta en paralelo.

La mayoría de sus películas acontecían en escenarios aparentemente intrascendentes, cotidianidad que utilizaba para centrarse en los personajes, a los que diseccionaba para descubrir el surgimiento de la historia. Aquí una pequeña selección de alguno de sus filmes más representativos.

Con Eva Green

EL ÚLTIMO TANGO EN PARÍS (1972)

Sin duda alguna, la escena más recordada de esta polémica película, en la que Maria Schneider y Marlon Brando mostraban sus intimidades ante la cámara, es aquella en la que el actor usa mantequilla como lubricante para sodomizar a la intérprete.

NOVECENTO (1976)

Este drama histórico que hace un complejo recorrido político y social por la Italia del siglo XX. Gérard Depardieu y Robert De Niro son dos amigos inseparables nacidos el mismo día pero de diferentes clases sociales. En sus más de 300 minutos de duración, Novecento contiene escenas muy duras y memorables. Una de ellas es cuando el personaje encarnado por el actor francés y otros campesinos lanzan excrementos hacia el fascista interpretado por Donald Sutherland.

Hollywood colocó estrella con su nombre en el Paseo de la Fama

LA LUNA (1979)

Mezcló la música de Vilvadi y una relación incestuosa entre una cantante de ópera y su hijo adolescente en La luna (1979). La seguiría otra película muy personal, La tragedia de un hombre ridículo (1981), un estudio de la realidad italiana del momento.

EL ÚLTIMO EMPERADOR (1987)

Nueve premios Oscar logró esta historia sobre Puyi, el último emperador de China que accedió al trono con sólo tres años de edad y fue adorado como una divinidad. Fue el primer film que obtuvo permiso oficial de Pekín para ser rodado en el interior de la Ciudad Prohibida. Se trata de una de las mejores películas narradas visualmente de la historia del cine, arropada por una gran cantidad de planos secuencia.

PEQUEÑO BUDA (1993)

Un delgadísimo Keanu Reeves se pone en la piel de Siddharta, más conocido como Buda en esta historia repleta de espiritualidad que marcó la despedida de Bertolucci de Hollywood. La escena elegida es la que describe al personaje de Reeves sentado en un bosque soportando impávido las inclemencias del tiempo.

Bernardo en sus años mozos

BELLEZA ROBADA (1996)

Tras quince años de ausencia, el cineasta regresó a Italia con esta cinta cargada de sensualidad en la que Liv Tyler Lucy encarnaba a una joven estadounidense que va a pasar un verano en la Toscana después del suicidio de su madre. Su presencia en el lugar, donde se hospeda en la casa de unos antiguos amigos de su progenitora, causa sensación por su belleza hipnótica. Va en busca de su padre, pero por el camino acaba encontrándose a sí misma, rodeada de una atmósfera de misterio y tentación. Una de las escenas del filme más sensuales es aquella en la que el personaje de Tyler se acerca a cuatro patas a un espejo y lo lame siguiendo las instrucciones de un joven.

SOÑADORES (2003)

Los hermanos Isabelle y Theo conocen a un atractivo chico en la Cinémathèque con el que inician una relación amorosa en esta historia ambientada en el París de 1968 repleta de sensualidad que recuperaba al mejor Bertolucci en años. Muchas de las escenas que dejaba la película para la posteridad estaban cargadas de erotismo, como aquella en la que los tres protagonistas comparten el placer de una jugosa bañera con espuma.

El ferretro con el cuerpo de Bertolucci en la Sala de la Protomoteca del Ayuntamiento de Roma

ITALIA Y SUS CINEASTAS DESPIDEN A BERTOLUCCI

Admiradores, autoridades y representantes del mundo del cine dieron ayer el último adiós al director Bernardo Bertolucci, encomiado por su libertad artística y su poética y como un genio infatigable, pues dejó concluido un último guion.

El sencillo féretro de madera del realizador de “Ultimo tango a Parigi” (1972), fallecido a los 77 años, se instaló en la Sala de la Protomoteca del Ayuntamiento de Roma, el Campidoglio, sobre pedestal y alfombra roja y custodiado por dos guardias engalanados.

La sala, reservada para las grandes ocasiones y decorada con los bustos de los personajes más ilustres de Italia, fue un ir y venir de personas, algunas de las cuales depositaron flores a los pies del ataúd, como la alcaldesa de la ciudad, Virginia Raggi.

Uno de los primeros en llegar fue Vittorio Storaro, director de fotografía de muchos de los trabajos de Bertolucci, entre ellos “The Last Emperor” (1987), el mayor éxito internacional del cineasta, con el que logró nueve Óscar, o “The Sheltering Sky” (1990).

“Con la cámara no escribía narraciones, sino poesías”, afirmó, para recordar la voluntad de Bertolucci de seguir, de alguna manera, los pasos de su propio padre, el poeta Attilio Bertolucci.

También pasaron su esposa, la cineasta Clare Peploe, además de colegas como Giuseppe Tornatore, Paolo Taviani, Mario Martone o la actriz Stefania Sandrelli, quien trabajó en algunas de sus cintas más célebres como “Il conformista” (1970) o “Novecento” (1976). “Estoy aquí para mostrar mis respetos a un gran artista y amigo. Cuando se pierden personalidades como Pier Paolo Pasolini, Ermanno Olmi o Bernardo Bertolucci, queramos o no, nos hacemos más pobres. Es preciso que los jóvenes sepan esto”, declaró Sandrelli a los medios.

Tornatore, Óscar por la célebre “Nuovo Cinema Paradiso” (1988), encomió al maestro por su capacidad de retratar a las personas o los movimientos sociales a lo largo del pasado siglo: “Su mirada y su toque han hecho y harán escuela”, vaticinó.

“Bernardo fue un gran poeta del cine, un cineasta que supo hablar sobre su tiempo”, defendió.

Mario Martone, autor de cintas como “Noi credevamo” (2010), le recordó por “su libertad artística y de pensamiento”, como “un hombre que inventó el cine” y que fue capaz de alcanzar una dimensión “universal” con sus producciones.

Bertolucci, que en los últimos años tenía una salud precaria y se movía en silla de ruedas, falleció en la madrugada de lunes pero, a pesar de su situación, seguía pensando en cine, hasta el punto de haber dejado su último guion preparado.

El texto lleva por título “The Echo Chamber” y ha sido concluido “en estos días” por Bertolucci junto a Ludovica Rampoldi e Ilaria Bernardini, y debía ser producido por Indigo Films, informaron fuentes próximas al realizador.