Adiós a Miguel León Portilla


Miguel León Portilla
  • Su obra La Visión de los Vencidos, se tradujo a quince idiomas.
  • Fue un experto en cultura, literatura y pensamiento indígenas,
  • Además un férreo defensor de los derechos de pueblos originarios.

De la Redacción.

El historiador Miguel León-Portilla falleció el pasado martes 1 de octubre a los 93 años de edad, confirmó la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM).

En su cuenta en Twitter, la máxima casa de estudios informó: «La Universidad Nacional Autónoma de México informa del muy lamentable deceso, a los 93 años, del Dr. Miguel León-Portilla, ilustre universitario, humanista, maestro de maestros, investigador emérito y doctor honoris causa de esta casa de estudios», sin embargo, no se ha detallado la causa de su deceso.

Filosofía Náhuatl, un tema en el que fue experto

León-Portilla nació en la Ciudad de México, el 22 de febrero de 1926. Fue también filósofo, orador, editor, traductor, escritor, lingüista, nahuatlato (quien habla náhuatl), etnógrafo, antropólogo, arqueólogo, experto en la cultura, la literatura y el pensamiento indígenas, férreo defensor de los derechos de los pueblos originarios, promotor de su riqueza intelectual y espiritual.

En julio de este año, autoridades, voces de la cultura y de la academia mexicanas, realizaron un Homenaje Nacional a Miguel León-Portilla, uno de los investigadores que recuperó y difundió la historia y el sentir de los pueblos indígenas, tanto de los que antecedieron y los que convivieron con los primeros europeos llegados al continente americano, como de aquellos que hoy perviven y enriquecen la diversidad étnica y cultural de México.

Entre 1955 y 1963 desempeñó los cargos de subdirector y director del Instituto Nacional Indigenista Interamericano.

Desde 1963 y durante más de una década fue director del Instituto de Investigaciones Históricas de la UNAM y entre 1974 y 1975 fue nombrado cronista de la Ciudad de México. El académico recibió la Medalla Belisario Domínguez en 1995.

La obra de Miguel León-Portilla recoge y estudia las creencias, tradiciones y el pensamiento de los pueblos del México prehispánico. Entre sus libros más importantes cabe destacar: La filosofía náhuatl (1956), La visión de los vencidos (1959), Los antiguos mexicanos a través de sus crónicas y cantares (1961), El reverso de la Conquista (1964), Trece poetas del mundo azteca (1967), Literaturas indígenas de México (1992) y Quince poetas del mundo náhuatl (1994).

El maestro León Portilla durante pasado homenaje

 UNA VALIOSA TRAYECTORIA

Miguel León Portilla nació en la Ciudad de México el 22 de febrero de 1926- cuyo nombre aparece en los documentos académicos como Miguel León-Portilla.

Desde 1988, se desempeñó como investigador emérito de la Universidad Nacional Autónoma de México, recibió la Medalla Belisario Domínguez en 1995, y desde el 23 de marzo de 1971 era miembro de El Colegio Nacional, institución para cuyo ingreso presentó la ponencia La historia y los historiadores en el México antiguo, y fue recibido con discurso de Agustín Yáñez.

Fue el hijo mayor del matrimonio de Miguel León Ortiz y Luisa Portilla Nájera, seguido de sus hermanos María Luisa y Jorge. Sus primeros estudios los cursó en el Colegio México de la capital mexicana y los concluyó en la ciudad de Guadalajara.​ En la Universidad de Loyola, de Los Ángeles, obtuvo un grado en artes en 1951. Cinco años después recibió el doctorado en filosofía en la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad Nacional Autónoma de México, con la tesis La filosofía náhuatl estudiada en sus fuentes, para la que fue asesorado por Ángel María Garibay Kintana.​

Los antiguos mexicanos, a quienes dedicó gran parte de su vida

 SUS PRIMERAS  PUBLICACIONES

La Universidad Nacional Autónoma de México publicó el trabajo en 1959 y en años posteriores con ediciones revisadas y ampliadas. Además, se tradujo al francés, ruso, inglés, checo y alemán.​ El mismo año, se publicó por vez primera su obra Visión de los vencidos, en la que organizó textos escritos en náhuatl y traducidos por Garibay, que reflejaban el testimonio desde el punto de vista indígena de la Conquista de México. Involucró textos, que se reunieron, presentaron y anotaron de tenochcas, tlatelolcas, tezcocanos y tlaxcaltecas. La obra se tradujo a quince idiomas y se creó también una versión en braille.

También logró reconocimiento a través de la traducción, interpretación y publicación de varias recopilaciones de obras en náhuatl. Encabezó un movimiento para entender y revaluar la literatura náhuatl, no solo de la era precolombina, sino también la actual, ya que el náhuatl sigue siendo la lengua materna de 1,5 millones de personas. Su trabajo contribuyó a establecer la educación bilingüe rural en México. En 1965, contrajo matrimonio con la lingüista y académica española Ascensión Hernández Triviño, a quien conoció un año antes durante el Congreso Internacional de Americanistas, celebrado en Barcelona y Sevilla.

La visión de los vencidos, una de sus obras más elogiadas

DESCUBRIÓ OBRA DE FRAY BERNARDINO DE SAHAGUN

También contribuyó a descubrir las obras de Fray Bernardino de Sahagún, fuente primaria sobre la civilización azteca, a quien polémicamente declaró primer antropólogo de los nahuas. Sahagún registró el conocimiento de los sabios nahuas (tlamatinimê) en lengua vernácula; a solicitud de las autoridades españolas, escribió en castellano una versión de dicho conocimiento en su Historia general de las cosas de la Nueva España, pero su obra original, el Códice Florentino, nunca se publicó. Antes de León-Portilla, el códice había sido traducido solo una vez (al alemán), e incluso esa versión era incompleta. En noviembre de 1998, la asociación Juchimanes de Plata, A.C., le otorgó el Premio Juchimán de Plata, a través de la Universidad Juárez Autónoma de Tabasco.

Como historiador, brinda una comprensión de la figura de Tlacaélel. Originalmente nombre turbio en algunas crónicas, hoy se ve a Tlacaélel como arquitecto del imperio azteca. Su discípulo más destacado es el mexicano-francés Patrick Johansson K., autor de La palabra de los aztecas.

Patrick Johansson K

ÚLTIMO CUADERNO DEL FALLECIDO MAESTRO

La Tinta Negra y Roja. Antología de poesía náhuatl (Ediciones Era, El Colegio Nacional), uno de los últimos cuadernos de Miguel León Portilla (Ciudad de México, 1926  – 2019), escoltado por imágenes de Vicente Rojo (Barcelona, 1932): testimonio literario de una lengua que practican más de dos millones de hablantes, y muestrario iconográfico de un pintor destacado de la Generación de la Ruptura: dos perspectivas cómplices que subrayan la correspondencia entre signo gráfico  y el verbo recuperado por la indagación del autor de Visión de los vencidos (1959).

“Cuida de la tinta negra y roja, / los libros, las pinturas, / colócate junto y al lado / del que es prudente, del que es sabio”, reza un fragmento del Códice Florentino (Historia de las cosas de la Nueva España, de Sahagún) como testimonio de la formación de los jóvenes de los pueblos nahuas. “Bien se les enseñaban los cantos, / los que dicen cantos divinos, / seguían así el camino del libro / y también les enseñaban la cuenta de los días, / el libro de los sueños y el libro de los años” (Códice Florentino, III, f. 39 v.): matices que tiñen  las palabras; locuciones que son el alma de las efigies. Los muros se cubren de la soflama de la tinta; las palabras habitan los ojos de los tlacuiloque (pintores y escribanos al mismo tiempo) que merodean temas religiosos, jurídicos, literarios, históricos y astrológicos.

Junto con el rector de la UNAM, Enrique Graue, la secretaria de cultura, Alejandra Fraustro, la viuda de León-Portilla y Beatriz Gutiérrez Muller se montó la primera guardia de honor

El propósito de León Portilla con este libro, es ofrecer una idea aproximada de la sensibilidad poética de los nahuas.

El libro es una convidada a los retratos. El libro es un repertorio de coloraciones en las pupilas. El arcoíris es un libro que nace del aguacero. El primer libro lo escribimos en la pizarra de la infancia: siempre el rojo aullando: siempre el negro para oscurecer los enojos del maestro. Un libro: Dios cantando en susurro desde “el Espejo que hace aparecer las cosas”. / Manual que hace un cruce coral por diferentes tramas, diálogos y plazas (“Forjadores del canto”, “Diálogo de la poesía”, “Artista y sabios”, “Canto de cosquilleo, de placer”, “La antigua palabra”, “Himnos sagrados”, “Cantos guerreros”, “Las palabras divinas”, “Leyendas y crónicas”…), que Rojo ilustra como tlahcuilo enamorado de los resplandores de la palabra enardecida por el maestro León Portilla. “Lo que de verdad me hubiera gustado es haber sido un anónimo iluminador de manuscritos románticos, aislado en alguna remota montaña…”, comenta el pintor.

Pueblos originarios presentes en el homenaje al fallecido maestro

Cuaderno que se deletrea en difrasismo: leer y mirar: dibujar con los destellos del vocablo y ver los significados con el soplo de la gradación. Los versos se alientan en la arenga de los colores; las gamas renacen en la cabalgata sintáctica de antífonas del náhuatl que pacientemente Miguel León Portilla desenterró de los parajes del abandono. Cuicacalli (casa de los cantos y las pinturas) en boscoso granate con manchas de refulgente plumaje: La Tinta Negra y Roja “revolotea entre los atabales floridos” de la poesía mexicana: vale la pena hundir las pupilas en este refulgente sumario lírico y visual. El autor de Antigua y nueva palabra (2004) en demostración de su vitalidad creativa.