A 487 años de sus Apariciones, aumenta fe en la Guadalupana


La Virgen de Guadalupe

Millones refrendaron su amor a la Virgen de Guadalupe 

  • Incontenibles muestras de amor y devoción a la Morena del Tepeyac.
  • La tecnología alcanzó a la Basílica de Guadalupe, ya tiene página web.
  • Desde Guayaquil, Ecuador crean espacio en Facebook a la guadalupana.

Elvia Andrade Barajas/Reportajes Metropolitanos

A 487 años de las apariciones guadalupanas, los indígenas de México de todas las etnias  son los encargados de iniciar, los 9 de noviembre,  los festejos del culto a la Virgen de Guadalupe,  con danzas, cantos, cohetes, incienso, mirra y peregrinaciones a la Basílica de Guadalupe, que culminan cada 12 de diciembre, para festejar las cuatro apariciones Guadalupanas en el Cerro del Tepeyac, hoy custodiado por gigantes soldados celestiales: San Miguel Arcángel, Defensor de Dios; San Gabriel, Mensajero de Dios; San Rafael, Medicina de Dios, y San Uriel, Centinela de Dios.

El sonido de los concheros, de sus tambores de huéhuetl y el teponaztli, así como el humo del incienso de miles de danzantes prehispánicos llegaban hasta el Cerrito del Tepeyac, donde ocurrieron las apariciones de la madre de Dios en 1531 al indio Juan Diego, cuyo milagro se conoce en todo el mundo, y ha alcanzado a la tecnología cibernética moderna, que lo difunde por Internet.

Y, ahora hasta la Virgen de Guadalupe tiene su  espacio en Facebook: realizado desde Guayaquil, Ecuador.

La Basílica de Santa María Guadalupe también utiliza esta poderosa e internacional herramienta y tiene una página electrónica en la que se pueden hacer peticiones desde cualquier parte del mundo:

Todos los días a la 9:00 de la mañana, en la Misa del Cabildo Clero de la Basílica de Guadalupe, se pide por las intenciones que llegan a este Santuario, el más importante de Latinoamérica.

Anualmente visitan la Basílica de Guadalupe 20 millones de personas y cada año aumenta el número de fieles peregrinos el 12 de diciembre.

Concheros en la Basílica de Guadalupe

NEGOCIOS DE LA SANTA MUERTE

Este año esa cifra podría aumentar, porque la fe a la Virgen Guadalupana va en aumento, pese a que los seguidores de sectas, tales como los de “La Santísima Muerte”  la han retado al instalar dentro del Mercado del Cerrito del Tepeyac un pequeño altar a esta figura, para “adorarla”, pero llevan a ‘bendecir’ sus  imágenes con el diacono que permanentemente rocía de agua bendita los santos, escapularios y cuadros que compra la gente en las inmediaciones de la Basílica.

Las de la Santa Muerte las adquieren en un pequeño local que esta junto al también diminuto  “templo de la Muerte”, que creó el líder del Mercado del Cerrito, para beneficiarse de las limosnas y caros regalos que sus adoradores le llevan el último domingo de cada fin de mes.

“Ese día vienen muchos narcotraficantes”, comentó una mujer que vende quesadillas en dicho mercado.

— “Cómo sabe que son narcos”

“Porque vienen armados, en grupos, muy enjoyados  y en carros muy, pero muy lujosos. Además son muy prepotentes.  Tienen miradas retadoras y meten sus autos hasta debajo de los árboles.  Nadie les dice nada…¿quién se atrevería?, nosotros somos humildes vendedores.

“También creemos que son narcos, porque llegan con regalos impresionantes, que una persona común no puede dar”.

— ¿Qué regalan?

“Ostentosos arreglos florales, frutales y muchas alhajas.  Cuando se van dejan tapizado el local de todo eso.  Pero lo que más sorprende es que dejan repletas de oro las charolas de la limosna”.

— ¿Qué pasa con todo eso, quién lo cuida, quién se lo queda?

“Yo no sé, pero el concesionario del local es el líder del mercado.  El es el dueño de la imagen que adoran todos.  De lo demás nadie sabe, ni queremos saber.  Lo único que sabemos es que cuando se incendió el mercado, los bomberos dijeron que el fuego se inició en esa área.  Todo se quemó, menos los árboles y una Virgen de Guadalupe que está afuera del mercado”, refirió la mujer.

Numerosas muestras de fe

FUENTE DE LOS DESEOS

Al salir de ese mercado, en el que se venden imágenes de la Guadalupana, de todos los santos, recuerdos de la Basílica, compactos de música religiosa, veladoras, playeras con la estampa de la Madre de Dios, se encuentra una gran estatua de la Virgen María, recibiendo honores de indios mestizos, sobre una gran roca del Cerro del Tepeyac, del que manan cascadas de agua cristalina que caen a sus pies.

Ahí es la fuente de los deseos, que se cumplirán o no si la moneda que se arroja cae dentro de alguno de los molcajetes, que brillan con el sol por las innumerables monedas que dan en el blanco.

“¡Llévese su foto de recuerdo con la Virgen!”, pregonan incesantemente los fotógrafos profesionales, ataviados con chalecos que les proporciona Kodak a todos los que pertenecen a la Federación Cerro del Tepeyac, que los organiza para que cada quien tenga un lugar específico y que los precios sean los mismos: foto grande digital 40 pesos, chica 20 y llaveros 30.

Todo está muy organizado. Cada quien tiene su espacio y su panorama.  Algunos prefieren los paisajes naturales y otros montan escenarios con vírgenes, caballos hechizos y sombreros mexicanos.

En el mercado las quesadillas y los refrescos cuestan 10 pesos, hay comidas corridas de 20 a 50 pesos, las imágenes de bulto varían de precios, lo mismo que las estampas, oraciones, rosarios, velas, y todo cuanto venden en los locales comerciales de la Capilla del Cerrito, donde ocurrieron cuatro apariciones guadalupanas.

Hermosos y verdes jardines adornados con bellos rosales de todos colores, nogales, nopales y enredaderas que suben a través de arcos, que al centro sostienen faros de luz, a la Capilla del Cerrito inaugurada el 27 de abril de 1704, flanquean la subida hacia el milagroso lugar, custodiado por las imponentes esculturas de San Miguel Arcángel, Defensor de Dios; San Rafael, Medicina de Dios; San Gabriel, Mensajero de Dios, y San Uriel, Centinela de Dios.

Los soldados de Dios permanecen con la mirada fija hacia la capital del país.  A la derecha, abajo,  de San Miguel Arcángel está el Panteón Tepeyac, donde descansan los restos del ex presidente Guadalupe Victoria, y junto con San Gabriel parecen observar la ciudad del pecado, en la que se autoriza el aborto, se permite la miseria, se defiende el crimen, el robo, las uniones entre homosexuales, el divorcio Express y todo aquello que imponga moralidad, recato y decencia.

Desde ahí se ve el Zócalo de la ciudad, la Torre Latinoamérica, el Word Trade Center México, y varios edificios cuya altura supera los 65 metros de altura, tales como  la Torre del Instituto Mexicano del Petróleo, Edificio Chihuahua (58 mt), Edificio Ignacio Allende (58),  el Ignacio Ramírez (58), Ignacio Zaragoza (58),  los del ISSSTE (58),  el  José María Arteaga (58),   Miguel Hidalgo (58),  Presidente Juárez (58), Tamaulipas (58), SEMARNAT Revolución (55),  Marriott Reforma Hotel Mexico City (54) y Metropolitan Santa Fe  (16), entre otros.

San Rafael, Medicina de Dios, y San Uriel, Centinela de Dios, resguardan el Corazón de Cristo atravesado por la maldad, pero salvado por la esperanza del Espíritu Santo.

Tiendas de campañas de peregrinos

EL MILAGRO GUADALUPANO

Juan Diego, quien  no nació en Cuautitlán, México, sino en el pueblo Santa Clara Coatitla, de Ecatepec, Estado de México, donde se realizó el milagro de sanación a su tío Bernardino, “vio por primera a la Madre de Dios el 9 de diciembre de 1531, luego de que el sol brillaba  espectacularmente, los árboles y las flores se movían como si tuvieran vida y los pájaros cantaban singularmente obligándolo  a subir a la cumbre del cerro, para presenciar las apariciones que cambiarían su vida”, relata en un escrito náhuatl Antonio Valeriano, quien añade:

“Juanito, el más pequeño de mis hijos. Sábetelo por cierto que yo soy la perfecta siempre Virgen María del verdaderísimo Dios por quien se vive, creador de las personas, el dueño de la cercanía y la inmediación, el dueño del cielo, el dueño de la tierra, mucho quiero, mucho deseo que aquí me levanten mi casita sagrada, donde lo mostraré; lo daré a todas las gentes en todo mi amor personal, en mi mirada compasiva, en mi auxilio, en mi salvación, porque yo en verdad soy vuestra madre.   Los que a mi clamen, los que me busquen, los que confíen en mi ahí escucharé su llanto.

“Su tristeza para remediar, para curar todas sus penas, sus miserias, sus dolores, y para realizar lo que pretende mi compasiva mirada misericordiosa, anda al palacio del obispo de México y le dirás como yo te envío, para que les descubras como mucho deseo que así me provea de una casa, me erija en el llano mi templo; todo lo contaras, cuanto has visto y admirado, y lo que has oído”.

Juan Diego obedeció, pero el obispo Juan de Zumarraga lo tildó de loco.  La historia católica revela cuatro apariciones más. Cinco en total.  La segunda ocurre la misma tarde del 9 de diciembre cuando iba de regreso a su casa y le pide a la Virgen que busque otro mensajero, porque a él no le creen.

Amanecer cargado de fe

La madre de Dios insiste en que regrese con el obispo al domingo siguiente. El prelado  no le dio crédito a sus palabras y le pide una señal divina.  La Virgen Morena se le aparece por tercera ocasión al acongojado Juan Diego y lo cita al otro día para entregársela.

Pero ese día, su tío Juan Bernardino, quien vivía en el pueblo de Santa María Tulpetlac, hoy perteneciente al municipio de Ecatepec, enfermó y no salió para atenderlo, pero el martes al amanecer le pidió que fuera a Tlatilolco por un médico, por lo que decidió rodear el cerro para no encontrarse con la Señora de los Cielos, porque no quería  entretenerse, para llegar a tiempo por un doctor, pero la Virgen le salió a su encuentro, y le dijo:

“Sube, hijo mío, el más pequeño, a la cumbre del cerrillo; allí donde me viste y te hablé. Hallarás que hay diferentes flores; córtalas, júntalas, recógelas; enseguida baja y tráelas a mi presencia”.

Juan Diego cumplió lo encomendado y le trajo las más bellas y variadas rosas que encontró. La Virgen las tomó entre sus manos y depositándolas en la tilma de Juan Diego, le dijo:

“Hijo mío, el más pequeño, esta diversidad de rosas es la prueba y señal que llevarás al obispo. Le dirás en mi nombre que vea en ella mi voluntad y que él tiene que cumplirla. Tú eres mi embajador, muy digno de confianza. Rigurosamente te ordeno que sólo delante del obispo despliegues tu manta y descubras lo que llevas. Contarás bien todo: dirás que te mandé subir a la cumbre del cerrillo para cortar flores; y todo lo que viste y admiraste, para que puedas convencer al obispo que dé su ayuda, a fin que se construya el templo que he pedido”.

La prueba convenció al obispo que había pedido rosas de castilla del cerro del Tepeyac, donde sabía no nacían en esa temporada, y mientras eso ocurría ahí, en Tulpetlac, la Guadalupana se apareció a su tío Bernardino e hizo el milagro de la sanación, que es escenificado en una pintura de la Capilla del Cerrito, en la que un gran ángel ahuyenta a la muerte.

El milagro de las rosas y de la sanación a Juan Bernardino se extendió  por doquier.  Juan Diego y su tío son llevados a vivir abajo del Cerrito en una casita hoy conocida como La Casa del Indio.

Sus mejores ropas para su visita a la Virgen

INICIAN LAS CONSTRUCCIONES

El culto a la milagrosa tilma guadalupana atrajo multitudes y el 25 de marzo de 1625 se inició la construcción de la Casita Sagrada en el Cerro del Tepeyac, justo en el lugar de las apariciones, y el 27 de abril de 1704 se abrió al público, para el culto guadalupano.

Después se construyeron otros tres templos, entre ellos El Pocito y la Antigua Basílica de Santa María de Guadalupe.

El 25 de marzo de 1695, el Ilustrísimo señor don Francisco de Aguiar y Seixas, cabeza de la mitra metropolitana, con la asistencia del virrey y Real Audiencia, colocó la primera piedra del recinto que hoy se conoce como Templo Expiatorio a Cristo Rey (Basílica Antigua). Concluida su fábrica el edificio fue consagrado y la Imagen Sagrada se trasladó en medio de una suntuosa fiesta, a su nuevo santuario el 30 de abril de 1709.

El arquitecto Pedro de Arrieta colocó en la Basílica Antigua o Cristo Rey en cada una de las puertas un relieve con una de las apariciones a Juan Diego y las imágenes de apóstoles y profetas.

Las cuatro torres, la cúpula y el arco poligonal sobre la puerta principal, se colocaron para así poder relacionar este templo, de manera simbólica, con el Templo de Salomón en la ciudad de Jerusalén que seguía estas mismas formas según la escritura. Con ello se pretendía mostrar que la Nueva España era, también, un territorio sacralizado, escogido por la Madre del Señor.

En 1749 el templo recibió la categoría de Colegiata, lo que significa que para dirigirlo y atender a los fieles habría un cabildo o grupo de sacerdotes que trabajarían bajo el mando de un Abad.

Todos ellos, durante las misas más relevantes, tomaban asiento en un mueble tallado en madera colocado a la mitad de la nave o pasillo central; la sillería del coro fue retirada en 1895, con motivo de las transformaciones que se le hicieron al templo con motivo de la coronación de la Virgen (algunos fragmentos, como la reja que cerraba su acceso, pueden ser visitados tanto en el Museo como en la anexa capilla del Sagrario).

En ese mismo año se colocaron el baldaquino o trono monumental sobre el altar mayor, y las pinturas de gran formato que decoran la iglesia en su interior, donde se narran los principales acontecimientos del culto guadalupano.

La parte mercantil del tema

DESIGNAN BASÍLICA

En 1904, en reconocimiento a la devoción de los fieles, el templo adquirió la categoría de Basílica, palabra que proviene del griego y significa “casa regia”. Las columnas que en la parte interior sostienen la cúpula permanecen rodeadas de concreto para fortalecer la estructura, dañada por las condiciones del subsuelo que al ser tan fangoso, ha producido un hundimiento desigual.

Cerrada por cuestiones de conservación desde 1976, fue reabierta al culto el 5 de mayo de 2000 con motivo del 2º Congreso Eucarístico Nacional, ocasión en la que, por decreto del Arzobispo de México Norberto Rivera, se convirtió en templo expiatorio, es decir, casa de oración donde de manera permanente está expuesto el santísimo Sacramento para expiación de pecados.

El 12 de diciembre de 1974 el arquitecto Pedro Ramírez Vázquez inicia las obras de la Basílica moderna. El 11 de octubre de 1976 se inaugura con el solemne descendimiento y traslado de la Virgen de Guadalupe  a su nuevo destino. El día siguiente a las 10 a.m. ente miles de files y el clero de muchas partes de México, nuestra “Señora Reina del Cielo”es colocada en el altar mayor de esta basílica, Santuario católico dedicado a la Virgen de Guadalupe, ubicado en el Cerro del Tepeyac y las faldas del mismo en la delegación Gustavo A. Madero en la capital de México, dentro del territorio de la Arquidiócesis Primada de México.

Es el principal recinto católico de América y uno de los más visitados en el mundo.  Anualmente vienen unos 20 millones de peregrinos, de los cuales cerca de nueve millones lo hacen en los días cercanos al 12 de diciembre día en que se festeja a la Virgen María de Guadalupe. El recinto está conformado por varias iglesias y edificios entre los cuales destacan:

Peregrinación de varones llega a la Basílica

CAPILLA DEL POCITO

Templo ubicado en las cercanías de la falda oriente del cerro del Tepeyac, donde se realizaron las primeras  peregrinaciones.  La  gente comenzó creía que era el lugar por un manantial en las cercanías del cerrito. Decían que esas eran milagrosas y gran cantidad de enfermos iban a bañarse y beber de ellas, lo que generó muchas epidemias.

Por ello, se impidió el acceso directo al pozo y se construyó una techumbre sencilla, pero las peregrinaciones continuaron. Algunos años después se tomó la decisión de construir un templo en el sitio cuyo proyecto fue encargado al arquitecto Francisco de Guerrero y Torres, el templo de estilo barroco fue terminado en 1791.

En 1815 el insurgente José María Morelos se le permitió como última voluntad ir a orar a la virgen de Guadalupe en este templo antes de ser ejecutado en San Cristobal, Ecatepec de Morelos, Estado de México.

El exconvento y Parroquia de Santa María de Guadalupe – Capuchinas es un templo ubicado al costado oriente del Templo expiatorio a Cristo Rey fue diseñada por el arquitecto Ignacio Costera y construida en 1787 el edificio fue ocupado por madres capuchinas de Santa María de Guadalupe el convento fue fundado por la sierva Sor María Ana el templo a través de la historia de la Colegiata ha albergado a la Santísma Virgen de Guadalupe cuando el Templo era cerrado por cualquier cuestión ya sea reforma o remodelación.

Es la parroquia más importante.  Ahí ocurrió el milagro de las flores frescas y una de las apariciones de Santa María de Guadalupe. Es la primera capilla construida, en el Tepeyac en 1526, en su interior se pueden observar frescos del pintor muralista Fernando Leal, a quien se le encomendó narrar la historia de las apariciones, y quien plasma el encuentro de las culturas y el arraigo de la fe.

En esta capilla actualmente se encuentra el convento de las Carmelitas, comunidad de enclaustro, que realizan actividades de cuidado a la capilla y oración por el mundo. El último de sus Capellanes fue el Sacerdote Archipestre, Carlos Vargos, quien fungió como tal junto a su Sacristan el Sr. Diego Velázquez. Otro dato curioso es que en el cementerio que se encuentra a espaldas de la capilla, descansan los restos del ex presidente de México, Guadalupe Victoria.

Inquebrantable fe

CAPILLA DE INDIOS

Templo que según la tradición albergó la imagen de Santa María de Guadalupe algunos años hasta ser trasladada al Templo Artesonado en el siglo XVI. Se conservan debajo de las mismas cimentaciones del templo primitivo.

MILLONES REFRENDAN SU AMOR A LA GUADALUPANA

Impresionante.  Es la palabra que mejor define el culto de los mexicanos a la Virgen de Guadalupe, por quien millones de peregrinos de varios estados del país recorren kilómetros, días y horas para refrendar su fe a la Guadalupana, en los festejos de su 485 aniversario de aparición en el Cerro del Tepeyac a Juan Diego, desde cuya estatua hasta la puerta de la nueva basílica los peregrinos instalaron pequeñas tiendas de campaña para ‘asegurar’ un lugar y cantarle las mañanitas en punto de las 11 de la noche.

Antes de que salga el sol, el 11 de diciembre, ya hay innumerables tiendas de campaña, levantadas a menos de un metro de altura, con cobijas sujetadas por las orillas con alambres y sogas, amarradas a los barandales de las jardineras, que fueron las únicas zonas despejadas por las multitudes que cubrieron todos los espacios de la nueva Basílica de Guadalupe, custodiada hasta este domingo por cientos de uniformados, cuyas direcciones reportaron saldo blanco en las celebraciones guadalupanas.

Miles de personas arribaron a la Basílica de Guadalupe

Artistas y cantantes mexicanos , acuden puntuales a cantar las mañanitas a la Patrona de México.

En esta celebración la Virgen Guadalupe fue felicitada por el Papa Francisco, quien envió un mensaje a México por el aniversario de la Quinta Aparición de «La Patrona de Latinoamérica» en el Cerro del Tepeyac.

Los peregrinos llegaron de varios estados de la República Mexicana, principalmente del Estado de México, Morelos, Tlaxcala, Hidalgo, Veracruz, Jalisco, Michoacán, Guanajuato y otros en camiones, bicicletas y a pie, ataviados con camisetas estampadas con la imagen de la Virgen Morena, cargando sus imágenes.  Agobiados por el cansancio muchos durmieron y comieron en plena calle.

La delegación Gustavo A. Madero dispuso cientos de letrinas, seguridad pública, agua y servicio médico, que en muchos puntos fue ineficiente, porque no tenían medicamentos para combatir infecciones estomacales ni dolores diversos.

Sin embargo, pese a estos pequeños inconvenientes los peregrinos refrendaron su fe y poco caso hicieron a los diablos que dirigieron danzas frente a la Basílica, como un reto a la Virgen Guadalupana, que una vez más fue visitada por cerca de 10 millones de personas este fin de semana.

Pedaleando con devoción

EL SIGNIFICADO DE GUADALUPE

Guadalupe es una palabra árabe dentro del castellano que significa para unos “VALLE DE AMOR”, para otros “RÍO DE LUZ”. Ciertamente Ella aparece “encinta”, rodeada de la LUZ del sol.

Además, es digno de resaltar que en el ornamento que lleva puesto se aprecia claramente la palabra “LUZ”. En Santa María de Guadalupe se realiza y cumple a la perfección la palabra del Apocalipsis 12, 1: “Una gran señal apareció en el cielo. Una mujer vestida del sol, con la luna bajo sus pies, y una corona de doce estrellas sobre su cabeza; está encinta…”, según citan los documentos de Puebla (282) refiriéndose al “hecho guadalupano”.

Jorge Valencia, experto e investigador en asuntos relacionados a la Virgen de Guadalupe citó que la numerología y matemáticas están relacionadas con las apariciones de la Virgen de Guadalupe al indígena Juan Diego, del nueve al 12 de diciembre de 1531.

Al comparar la imagen con la descripción que se hace en el capítulo 12 del Apocalipsis, en el Nuevo Testamento, sobre una «Mujer vestida de Sol, que lleva sobre su cabeza una corona de doce estrellas «, y «que estando encinta está en dolores de parto», se encuentran grandes coincidencias, al ser profetizada la aparición de la Guadalupana.

«El relato está descrito en el capítulo 12, lo que coincide con la fecha de su aparición, el 12 de diciembre, es decir el 12 del 12,  desde ahí se ve una relación», afirma el especialista. Además, recordó que la primera aparición de la Virgen de Guadalupe fue el 9 de diciembre, y que coincidencia o no, varias situaciones están relacionadas a este número.

«Guadalupe, Juan Diego, Valeriano (el primero en escribir sobre las apariciones), diciembre (mes de las apariciones), Tepeyacac (ahora Cerro del Tepeyac, donde se apareció la Virgen) todos tienen nueve letras», explicó Valencia.

A decir del experto, en el siglo 17 el máximo promotor guadalupano fue el padre Francisco de Florencia, cuyo nombre también tiene nueve letras y su gran devoto fue Juan Pablo II, sus nombres suman el mismo número de letras, sin dejar de lado que a San Juan Diego se le celebra el nueve del mes 12.

«El 9 y el 12  impregnan la historia de las apariciones de la Virgen de Guadalupe y son la llave para descifrar su mensaje en este mundo, el mensaje de Dios», dijo Valencia.

Así es como los números tres, siete, nueve y 12 son revestidos de gran misticismo.

El número en la religión católica es desconocido, casi ignorado; pero el teólogo Santo Tomas de Aquino realizó las primeras investigaciones en este terreno.

Descubrió que el número perfecto es el siete, que representa a Dios, ya que la oración de El Padre Nuestro hace tres peticiones en el mundo espiritual y cuatro en el terrenal, que al alcanzarlas, se llega a la perfección, según el experto en temas de la «Patrona de México».